martes, 24 de diciembre de 2013

Peces en el río

Me gustaría haber nacido en una época y/o en una familia donde, con motivo de determinadas celebraciones, se cantaran ciertas canciones. Eso es cultura y, además, tengo comprobado que lo que se dice en forma de canción, dicho de otro modo no tiene, ni de lejos, el mismo encanto. Por desgracia, en mi familia y en los años 70 y 80, cuando era niña, tradiciones como la de los villancicos no se estilaban mucho (nosotros teníamos otras tradiciones navideñas, como la de hacernos regalos lamentando el consumismo desatado de estas fechas y barrer el suelo al grito de '¡¿se puede saber quién le ha comprado espumillón a la niña?!').  Pero ahora que ya soy mayor y puedo darle a mi niño interior lo que nunca tuvo, me voy a permitir cantar esta Nochebuena aquello del ande, ande, la marimorena y lo de los peces que beben en el río. Lo malo, claro, es que a mí, por ignorancia, las canciones se me embarullan todas -como les pasa a estos chicos, Les Poissons Voyageurs- y lo que empieza con la Virgen peinándose en el Portal puede acabar de cualquier manera.
 

 
 
PD: Los pececitos del video son obra de una dibujanta estupenda, Aitana Carrasco, a la que no conozco personalmente de nada, pero de la que afirmo que tiene un mundo propio enorme y muy estiloso (véase en  http://www.aitaneta.com/).


viernes, 20 de diciembre de 2013

Felices postales

"Girl feeding a jay with hazelnuts". (1910) Ilustrador: Signe Aspelin
Imagen procedente de http://www.flickr.com/groups/antiquechristmas/pool/page2/
 
Cuando me propuse crear este blog, busqué información sobre el tema y vi que, en Internet, se recomienda escribir sobre cuestiones de actualidad y sostener opiniones polémicas, a fin de aumentar el número de seguidores y lectores ávidos de opinar y poner a caldo al bloggero. Ignoré el consejo porque soy profesora y -cuando tengo trabajo- mis alumnos ya me proporcionan un surtido de barbaridades suficientemente generoso. Entonces decidí que sólo hablaría de cosas que me gustaran y/o en términos amables. Para despotricar, ya están la familia, los amigos y los cojines (esto último es un guiño psicoterapéutico). Y, más o menos, como podéis comprobar más abajo, he ido cumpliendo con mi propósito. Hasta hoy.

Hoy voy a hablar de las Navidades. Las Navidades no me gustan ni mijita. Son tristes, son cansinas, engordan. En la calle hace mucho frío, en la casa hace mucha nostalgia...Es un impasse terrorífico.
 
Ya de niña no me gustaban demasiado estas fiestas. Aunque, ahora que he andado revolviendo cajas, veo que guardo algunas felicitaciones navideñas de ni se sabe cuántos años atrás. Y es que eso sí me gustaba, las postales. Y, de entre todas, las más bonitas, mis preferidas, eran las que llegaban de Suecia. Así que, pensándolo mejor, me voy a poner vintage de la muerte y os voy a contar de un ilustrador al que descubrí gracias a esas felicitaciones de Navidad suecas, Carl Larsson, un crak de la decoración de interiores al que sospecho que el fotógrafo de los catálogos de IKEA le debe mucho.

Larsson (Estocolmo, 1853- Falun, 1919) es este señor que en la foto aparece con su mujer, Karin -también una dotada artista-, y algunos de ocho hijos que tuvieron juntos.
Según destacan sus biógrafos, Carl tuvo una infancia de niño pobre e infeliz, lo que, seguramente, influyó en que,  siendo adulto, dedicara su energía a reflejar el lado luminoso de la vida. Creo que Carl, como yo misma (y salvando las enormes distancias), era alguien que pensaba que para ver cosas feas siempre estamos a tiempo. Así que puso su talento al servicio de los días "inadvertidamente felices" y de lo que amaba -su familia y amigos y su casa de Sundborn, "'Lilla Hyttnäs" (hoy convertida en museo)-.  Escenas de la vida doméstica,  una muchacha leyendo o ejercitándose en el piano, una merienda en el jardín...no son motivos ajenos a la pintura de muchos de sus contemporáneos -como la del danés Laurits Andersen Ring-, pero, vistas desde el prisma de Larsson, con su habilidad para la recreación del ambiente y la composición, estas imágenes hacen que nos sintamos próximos y partícipes. Es como si Carl y Karin nos abrieran las puertas de cada una de las estancias de su casa y en todas tuviera lugar algo por lo sentirse afortunado. Para  entender esto que digo, e incluso para encontrar inspiración decorativa (veréis muebles, colores y tejidos maravillosos), os recomiendo daros un paseo por aquí -o por aquí - (seguro que a los Larsson le encantará la visita).

Yo, por mi parte, os deseo unas Navidades a la altura de vuestras expectativas (o, si puede ser, muchísimo mejores). ¡Que los parientes y las amenazas de tormenta familiar os sean leves!. Y si hay momentos oscuros, regalos indeseados o polvorones con cicuta, recordad las bonitas acuarelas de Carl y estos versos que Mario Benedetti escribió como un salmo o una receta:

"Day before Christmans" (1892)
Ilustrador Carl Larsson

  Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias 
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos (...)
 
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Condicional Quentin Blake

Imagen extraída de http://www.davederrick.com/quentin-blake-a-hero-of-mine/
Cuando era niña, tenía por costumbre “mejorar” los cuentos. Quiero decir que si, por ejemplo, el cuento hablaba de dos niños que se perdían en el bosque, yo, con mi caligrafía de principiante, añadía algunos detalles que al autor se le habían pasado por alto. Algo así: "Hansel y Gretel empezaron a caminar por el bosque frondoso... 'Y NO FUERON AL COLEGIO',  'ERA SÁBADO', etc..." (tengo que decir que en esa época -5/6 años- envidiaba profundamente a esos chavales, abandonados a su suerte, que gozaban del privilegio de no ir nunca a la escuela. Mil veces hubiera preferido yo encontrarme con un lobo que con la señorita Mª de Lluc). Luego me daba pena haber pintarrajeado el libro con mis observaciones. Sobre todo porque, como mi letra era tan grande y desligada, ocupaba un montón de espacio sin haber llegado a decir todo lo que quería (¡con lo interesantes que eran mis finales adicionales!).
Otra manera de “mejorar” cuentos era intervenir en las ilustraciones. Con eso era muy prudente porque lo habitual es que los dibujos fueran “PERFECTOS”. A lo mejor le faltaban unas flores al campo o unos volantes al vestido de la princesa, pero no me atrevía a mucho más. Eran TAAAAAN bonitas las imágenes...

Ahora que soy mayor me parece que a mi creatividad tanta perfección no le sentaba bien. Por eso cuando, hace unos años, en Bolonia,  encontré el libro de Quentin Blake y John  Cassidy Drawing for the Artistically Undiscovered (en español Dibujo para artistas por descubrir , editado por la Editorial Catapulta, 1999), lo abracé primero y lo compré después con una ilusión directamente importada de mis seis años.
El libro ofrece la posibilidad de completar los dibujos de Quentin, de inventar personajes divertidos; de crear, a partir de lo creado, algo que sólo podrías haber hecho tú...Nada más que por este volumen, ya se podría decir que Quentin Blake (Londres, 1932) es el más completo de todos los ilustradores que existen, porque sus dibujos no son "PERFECTOS” (término que etimológicamente significa “acabado”) sino “CONDICIONALES" (lo que expresa la idea de algo que se puede cambiar al infinito, sin nunca agotar su potencial).
Pero es que, además, Blake es un dibujante realmente dotado para la simplicidad aparente (“que es el arte de ocultar el verdadero arte”- Marie L. Shedlock dixit-). En toda su obra se hace patente esa cualidad, además del humor, la vitalidad y una visión positiva de la vida. Y no se me ocurre qué mejor regalo puede otorgarnos un artista que hacernos sentir que también nosotros podemos, que querer es poder (es falso, pero algunas mentiras son muy hermosas).

Aquí os dejo con una pequeña muestra de su trabajo más reciente (el cual incluye proyectos para paredes de hospitales, museos y otros espacios públicos...¡Dibujos a tamaño natural para poder entrar en su mundo más cómodamente!): 

viernes, 13 de diciembre de 2013

¡Welcome, Mateo!

Hace unos días ha nacido Mateo, el hijo de unos amigos míos. Como aún tardaré un tiempo en conocerlo, le mando desde aquí una postal de bienvenida a este mundo de locos.
Y muchos besos, por supuesto.

"Nada en él invita a pensar que es un elegido. Sus ropas no son magníficas; su piel no brilla bajo el astro primaveral; sus pasos no van abriendo aguas prohibidas. No lo rodean aura, nimbo ni mandala de fragancias. Está a solas consigo mismo, como los pioneros.  Y, sin embargo, en su corazón, calladamente, el gran viaje ha comenzado. Ya no es cualquiera, desde ahora comienza a ser él (...)".

Ricardo Menéndez Salmón, La luz es más antigua que el amor. Seix Barral, 2010
 Ilustración de Maurice Sendak, Kenny's Window (1956)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Ducha fría


Ilustración de Isol
Que mi vida no tiene glamour es un hecho. Un hecho más patente todavía ahora que no tengo agua caliente en casa. Sé que es una frivolidad quejarse de eso, con lo mal que lo pasa tanta gente, pero estamos en diciembre y una ducha caliente al levantarte es una de esas cosas que te reconcilian con el mundo.
Ilustración de Thomas Corbisier
Para consolarme de esos sobresaltos mañaneros y hacerme perdonar todos los improperios que lanzo con el pelo enjabonado (y que no contribuyen a la energía positiva del planeta), hoy traigo una selección de ilustraciones de personas y otros animales  disfrutando de ese acto de higiene elemental.

 Claro que, como dijo aquél, "il mondo è bello perché è vario", y hay a quienes eso del agua, caliente o fría,  no les seduce para nada. Será por esto que tantos libros infantiles se ocupan del tema, será que gozar de un baño también es algo que se puede aprender. 


Ilustración de Sima Elizabeth Shefrin
Por ejemplo, si, tenéis un hijo de dos o tres años que a la hora de bañarse os  monta una pataleta día sí y día también, quizás podáis convencerlo más fácilmente si antes le leéis On my way to the bath (Walker books, 2012), de Sarah Maizes y Michael Paraskevas (Il.), un cuento sobre cómo divertirse haciendo una cosa muy muy aburrida. El niño o la niña, eso sí, tendrá que haber salido hablando inglés porque, de momento, no hay edición en castellano.


Imagen procedente de
http://www.karmacontinued.com/2012/08/
Si, en cambio, vuestro hijo es algo mayor y de mente inquisitiva, se le puede atraer con los Cuentos para la hora del baño (Edelvives, 1989) de Mª Dolors Albiés, donde, entre otras cosas, encontramos respuesta a esta intrigante pregunta: ¿ponen huevos las pastillas de jabón?. Claro que éste ya es un libro antiguo y quizás sólo lo podáis encontrar en la biblioteca (recordadme que un día os hable de los libros infantiles que se mueren de asco en las bibliotecas).

Antiguo es también ¡Un hipopótamo en la bañera! de Kyoko Matsuoka y Akiko Hayashi (Il.), aunque en este caso tenemos más suerte porque ha sido recientemente editado en España (2013) por Lata de Sal en su colección Vintage (esta colección está dedicada a la edición de libros infantiles extranjeros con más de 30 años de antigüedad que nunca fueron publicados aquí a pesar de ser clásicos consagrados en su país de origen).

A primera vista, por el tono y color de las ilustraciones y las características del texto, se diría una lectura un tanto pasada de moda, pero parece ser que ¡Un hipopótamo en la bañera! sigue surtiendo efecto.

Y hay muchos más títulos. Redactando esta entrada, he descubierto que "the bath time" es un género literario en sí mismo. Pero, para ir cerrando, quería hablaros de Una hora en el baño (Ed. Everest, 2009 -3ª edición-) de Anne Decis. Me ha hecho gracia el argumento porque durante años viví en una casa donde había un perrito que hacía exactamente lo mismo después de que lo bañáramos: correr a revolcarse en la basura. Debía de parecerle que oler a champú le restaba muchos puntos.
Por mi parte, nada más... Si queréis ver más ilustraciones sobre el tema, en este blog  encontraréis algunas fantásticas. Yo me voy un poco sucia al trabajo, un poco maloliente, un poco apestosa, soñando con el día en que podré vivir esto: 

martes, 3 de diciembre de 2013

El curioso incidente del bloggero a medianoche

Escribo un blog que no me consta que nadie lea. Bueno, las estadísticas que proporciona Blogger parecen indicar que tengo un lector pertinaz en algún lugar de Ucrania (al que aprovecho desde aquí para saludar), aunque a esas estadísticas no se les puede hacer demasiado caso porque son muy misteriosas.
A pesar de esta falta de audiencia, yo sigo escribiendo y publicando con regularidad. A mi rollo. Creo que es lo que tengo que hacer, quiero hacerlo y lo hago. Actuar así me ha hecho recordar a dos de mis alumnos más entrañables, ambos con síndrome de Asperger, cuya tenacidad a prueba de bombas nunca dejaba de sorprenderme.
H. y P fueron alumnos míos en años, cursos y centros diferentes; además H. era aún casi una niña y P. un adolescente más alto que yo y en plena efervescencia hormonal, por lo que en muchas cosas eran distintos (sin embargo, tenían una caligrafía muy parecida, si la caligrafía es indicativa de algo, que creo que sí). La verdad es que por aquel entonces yo no había oído hablar mucho acerca del Síndrome de Asperger, además H. no fue diagnosticada hasta casi final de curso, de manera que no sé si ellos se beneficiaron gran cosa de mi trabajo; en cambio, yo sí aprendí un montón con ellos y gracias a ellos. Para empezar, y sobre todo, que padecer el Síndrome de Asperger te incapacita para mantener con los demás una comunicación completamente fluida (los intercambios verbales son trabajosos, hay que ser muy claro en todas y cada una de las ideas que se transmiten), pero, a cambio, dota a los afectados de dos cualidades que la mayoría de nosotros tenemos amortiguadas: el tesón y la sinceridad.
En ese sentido, H. y P. son una inspiración para mí a la hora de escribir este blog y es por eso que hoy quiero dedicarles esta entrada (aunque seguro que tampoco ellos la van a leer; cosas más interesantes les ocupan).
Por supuesto, existen novelas sobre personajes con Síndrome de Asperger, la más conocida de las cuales tal vez sea El curioso incidente del perro a medianoche (editada en España por Editorial Salamandra en 2004), primera obra del autor inglés Mark Haddon, el cual recibió numerosos premios por esta historia acerca de un muchacho que decide investigar la muerte de un perro del vecindario. Es una narración emocionante, que dosifica muy bien la intriga y está impecablemente escrita. Y, hace un par de años, apareció en el mercado una novela, que no he leído, El jinete del silencio (Editorial Temas de Hoy, 2011), cuyo protagonista es un joven con Síndrome de Asperger en la España del siglo XVI. Además, hay muchos libros de no-ficción - testimoniales, divulgativos y de investigación-, como puede comprobarse en este enlace.
También, las personas con Síndrome de Asperger han aparecido -especialmente de un tiempo a esta parte- representadas en numerosas películasseries de televisión,  si con mucho acierto o poco, no soy quién para juzgarlo. Supongo que habrá de todo. A mí me encantó Mary and Max (Adam Elliot, 2009), una película de animación en Stop Motion, basada en hechos reales, cuyo tráiler, subtitulado en español, os dejo aquí.  
Pero como éste pretende ser, sobre todo, un blog sobre cuentos e ilustración, para despedirme por hoy de vosotros, mis no-lectores, os dejo con dos videos que me parecen muy bonitos y adecuados.
El primero, El viaje de María, es del ilustrador Miguel Gallardo, el cual aborda, con su característico estilo, el autismo de su hija (el síndrome de Asperger es, en general, considerado un trastorno del espectro autista):
El segundo, en francés con subtítulos en español, es un pequeño cuento emosémico que nos llena de esperanza. Mon petit frère de la Lune fue realizado por Frédéric Philibert en 2007 y galardonado en numerosos festivales .