miércoles, 31 de diciembre de 2014

Érase 365 veces...

Hace semanas que tenía lista mi felicitación de Año Nuevo. Todo estaba preparado (la imagen, el texto, la música) y mi intención era publicarla el 28 de diciembre porque hablaba de la inocencia y de cómo es importante empezar las cosas sin mala intención ni prejuicios ni expectativas desorbitadas. Empezar siendo inocentes. Pero, ¡hélas!, el post se me borró enterito la noche anterior y he tenido que improvisar. Esta inocentada (y, sobre todo, mi torpeza) me han dado un margen para repensar. Y, además, en el entretiempo, he visto este video con escenas no incluidas en el corto “Early Days”, en el que aparece Paul McCartney tocando la guitarra y cantando en una jam improvisada con jóvenes y veteranos bluesman, algunos profesionales y otros amateurs, como Johnny Depp. Y ahí he encontrado algo que no había tenido en cuenta al escribir mi felicitación original y es que hace falta mucho, un montón, tal vez toda la vida, para volver a ser inocentes. Esa inocencia final, destilada, es luminosa aunque sus raíces sean oscuras y no eludan la pena, las pérdidas y los dolores acumulados. De ahí sale una música espiritual aunque le cante a las cosas más mundanas. Así que voy a cambiar un poco mi mensaje: no os que deseo que entréis en el 2015 cándidos cual Caperucita en el bosque, porque eso quizá no sea posible (¡todavía!).  Os deseo que comencéis el año con toda vuestra sabiduría almacenada y con vocación de asombro. Y, por supuesto, si recibimos una pequeña ayudita de nuestra hada madrina, mejor que mejor.  


Imagen extraída de http://fairyillustrations.tumblr.com/post/30653347422

domingo, 21 de diciembre de 2014

Enciende la noche

Ilustración de Noemí Villamuza del álbum Encender la noche (Ed, Kóninos, 2005)
Imagen extraida de
http://www.tecnicolor.es/files/tag-noem00ed-villamuza.html


"Había una vez un niño al que no le gustaba la Noche.
Le gustaban las linternas
 y las lámparas
y las antorchas  y las farolas
y los faros y los resplandores
y las velas y los rayos
y los relámpagos.
Pero no le gustaba la Noche (...)
"


Un niño nictofóbico es el héroe de Encender la nocheel cuento que me gustaría recomendaros hoy que es la noche más larga del año.  Se trata de una narración escrita por Ray Bradbury -que ya sabéis que es un escritor que me encanta- y, en esta edición de Kóninos, está ilustrada por Noemí Villamuza, autora de unos dibujos siempre poéticos y muy hermosos.
Al protagonista de esta historia le da miedo quedarse a oscuras, pero siente el anhelo de jugar con otros niños en las noches de verano; ¿conseguirá realizar su deseo?. Lo ideal sería que lo averiguarais leyendo en la cama, pero si no disponéis de un ejemplar a mano, podéis ver este video (siempre y cuando apaguéis primero todas las luces):

 

Increíble, ¿no?. Todo lo que nos perdemos -los grillos, las ranas, las estrellas...- por no darle al interruptor de vez en cuando.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Los ausentes

Ilustración de Marta Altés
Este cuento se lo dedico a mis alumnos, que viajan gratis por el universo infinito y más allá y luego se quejan de que pregunto en el examen "cosas que no están en el libro". 

LOS AUSENTES
Una vez, después de haber recitado las Dieciocho Bendiciones, el rabí de Berditchev se dirigió a varias personas presentes en la Casa de Oración y las saludó diciéndoles: "La paz sea con vosotros", varias veces, como si acabaran de volver de un largo viaje. Cuando lo miraron sorprendidas, dijo: "¿De qué os asombráis tanto? ¿No estabais muy lejos, acaso? Tú en un mercado, y tú en un barco cargado de grano, y cuando cesó el sonido de la plegaria volvisteis, y por ello os saludo".

Martin BUBERCuentos jasídicos. Los primeros maestros II, Ed. Paidós Mexicana, 1988, pág.59.


PD: No lo sé, pero me gusta pensar que a Marta Altés, la autora de la ilustración que acompaña estas líneas, se le ocurrió la idea de  sacarle punta a lo de sacar punta un día que no estaba prestando  atención en clase. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Lo que cuenta es la intención

Ilustración realizada por supercursi
Ya, ya sé: comprar por decreto, porque sí, porque es Navidad es una costumbre bastante pesada. Antiguamente, cuando uno esperaba todo el año para tener un juguete nuevo o estrenar un par de zapatos, seguro que concentrar las compras en un determinado momento del año tenía sentido y era emocionante. Pero, ahora que hay menos restricciones en ese aspecto y somos espoleados a consumir sin pausa, me da pereza y hasta un poco de vergüenza participar en este despilfarro colectivo. De hecho, la única razón de este post es que, gracias a las ventas navideñas, artistas y artesanos estupendos pueden pasar el invierno. Vale la pena recompensar su esfuerzo y su talento. Y, bueno, la verdad es que lo que crean  tiene alma y no se puede ni comparar a lo que encontramos en las grandes superficies.

Taza ilustrada por Carme Solà
Sin ir más lejos, estas fechas pueden servir de excusa para hacernos con algún objeto decorado por un ilustrador profesional. En este sentido, me gustan las tazas vitalistas de Mónica Carretero y los dibujos delicados con los que Carme Solà ha adornado las suyas. Imagino que, desayunando con estas imágenes ante los ojos, nuestro nivel de optimismo matutino puede incrementarse bastaste. Si vivís en Segovia (yendo al taller) o en Barcelona (en El Celler de la calle Entença), podréis ahorraros los disuasorios gastos de envío; en caso contrario, pensad que por poca diferencia  haréis un regalo único.

Pulsera diseñada por Tere Reyes a partir de un dibujo infantil



Hablando de regalos únicos: hay al menos un par de buenas razones para darse un paseo (aunque sea virtual) por el Fantàstic Handmade Market Barcelona. Uno son las joyas que Tere Reyes elabora a partir de las palabras y dibujos de nuestros seres queridos (hay que encargarlas con antelación, pero esperar al resultado debe de ser parecido a esperar un talismán intrasferible) y, otra, los personajes que habitan en los accesorios y postales de Noesmind: no existen en la realidad, pero me encanta que existan en alguna parte.
Bolsa con asas decorada por N's M



Cucharas creadas por Cerámica Artística Micazuki










Por otro lado, se me ocurre que si Ricitos de Oro hubiera probado las sopas de los osos con las cucharas de cerámica que crean Miguel y Saika, todas le hubieran sabido bien. No lo digo por decir: tengo un bol de los suyos y la comida que pongo en él jamás defrauda (incluso si no es demasiado impresionante, el recipiente consigue darle un aire atractivo, lo que nunca viene mal -como saben los grandes chefs y la bruja de Hansel y Gretel-). Os animo a que visitéis su página. Veréis que, aparte de todo y no sé cómo, las piezas de Micazuki dan ganas de cocinar algo que no engorde.

Finalmente, me gustaría sugeriros la posibilidad de hacer un regalo original: pasar un rato con mi amiga Maribel Montesinos y su cámara. Si conocéis a alguien que esté viviendo un momento especial (un amor, una  maternidad, una paternidad, un viaje, un proyecto o, simplemente, la alegría de estar vivo), Maribel puede inmortalizarlo con arte y sentimiento por un precio razonable. Hacerse fotos de calidad parece totalmente innecesario en los tiempos que corren, pero dentro de unos años nos asombraremos de lo poco que nos evocan los selfies y echaremos de menos tener al menos un par de imágenes de eso que somos cuando no posamos.

Para terminar, os dejo con un pequeño relato que expresa bien lo que siento a veces estos días cuando paseo por el mercado de artesanía que han montado en mi ciudad:

Introducción a la Historia del Arte

Ceno con Nicole y con Adoum.
Nicole habla de un escultor que ella conoce, hombre de mucho talento y fama. El escultor trabaja en un taller inmenso, rodeado de niños. Todos los niños del barrio son sus amigos.
Un buen día la alcaldía le encargó un gran caballo para una plaza de la ciudad. Un camión trajo al taller el bloque gigante de granito. El escultor empezó a trabajarlo, subido a una escalera, a golpes de martillo y cincel. Los niños lo miraban hacer.
Entonces los niños partieron de vacaciones, rumbo a las montañas o  el mar. 
Cuando regresaron, el escultor les mostró el caballo terminado. Y uno de los niños, con ojos muy abiertos, le preguntó:
-Pero... ¿Cómo sabías que adentro de aquella piedra había un caballo?

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Huida hacia adelante

Ilustración de Tran Nguyen extraida de http://www.tor.com/blogs/2012/07/picturing-books

Si no hubiera podido participar del mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventar
mis propios mundos, me hubiera muerto. Entré en la literatura a través de los cuentos de
hadas. Fue mi primer contacto con ella. Yo era una niña muy solitaria, muy introvertida,
tartamuda, tenía muchos problemas. Era muy pequeña cuando mi tata me leyó el primer
cuento. Fue como si me entrase aire en los pulmones. Me dije que de mayor sería
escritora. A los cinco años empecé a escribir mis propios cuentos. No lo sabía entonces,
pero lo aprendí pronto : los cuentos de hadas son la expresión del pueblo, de un pueblo
que aún no tenía voz, excepto para transmitir de padres a hijos todas las historias que
conforman nuestra existencia. De padres a hijos, de boca en boca, llegaron hasta nosotros
las viejísimas leyendas (...).

Declaraciones de Ana Mª MATUTE  en « El cuento es la poesía de la prosa » (El País, 18 de agosto de 2001).

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Día de Acción de Gracias

Cuando era niña, tuve la fortuna de pasar tardes y tardes en una casa donde no había muchos juguetes, pero sí muchas cosas con las que poder jugar (lo cual es mejor, sin duda) y, entre éstas, había un abanico pequeño con un hada dibujada que se le aparecía a dos niños en un bosque. Durante mucho tiempo estudié esa imagen y pregunté a los adultos que me rodeaban sobre ella; me fascinaba. Un día, un señor ya mayor me confirmó que sí, que, en efecto, las hadas ayudan a encontrar el camino de vuelta a los niños que se pierden en el monte. De hecho, a él, muchos años atrás, le había pasado unas cuantas veces; aunque sólo cuando se había extraviado yendo a por leña, nunca cuando se había despistado jugando. También me contó que las hadas que él había visto, al contrario de la del dibujo, no llevaban varita mágica (ésa era justo la clase de detalles que me interesaban).

"Angel" ilustración de Anna Silivonchik
  imagen extraída de
 http://bibliocolors.blogspot.com.es/2013/12/angels-illustracions-danna-silivonchik.html
Más o menos cuando tenía 6 ó 7 años, me perdí. Tenía que ir a comer a una casa no muy lejos de la de mis abuelos y el camino, salvo por una bifurcación, era todo recto. Lo había hecho montones de veces, pero ese día algo pasó y me desorienté. Era un domingo al mediodía, no había un alma por la calle y empecé a asustarme; por suerte, cruzó por ahí una señora vieja, muy bajita, que hablaba en castellano (en mi pueblo de Mallorca eso no era muy frecuente, sobre todo en personas ancianas). Le conté lo que me ocurría y ella me acompañó hasta que encontramos la casa. Yo todavía ahora creo que esa mujer era un hada, entre otras cosas porque, cuando subí a la casa y expliqué lo sucedido y salimos a la puerta para darle las gracias, ella ya no estaba (eso de esfumarse es muy de hada, ¿no?). Además, durante la comida di datos sobre la señora, pero ninguno de los presentes pudo identificarla en el censo de viejas-bajitas-que-hablan-en-castellano del pueblo y yo nunca más la volví a ver.

He contado esto porque hoy, otra vez, es mi cumpleaños y quiero aprovechar la celebración para agradecer éste y otros regalos “de las hadas” que he recibido a lo largo de mi vida.
Por ejemplo, sin ir más lejos, quiero dar las gracias a las personas que siguen este blog, o que lo leen ocasionalmente, y me transmiten sus comentarios en público o en privado. Es un detalle que dediquen algo de su tiempo a conversar con una desconocida (o con una faceta más o menos desconocida de mí). Muchas gracias a Laura por el cuento que me hizo llegar, “Pedra”, y del cual algún día subiré aunque sea un fragmento para que todos podáis leerlo (si a ella le parece bien); gracias a Mayti por invitarme a colaborar en Yo aprendí a leer... -un blog, por cierto, original y con contribuciones estupendas (¡a ver yo ahora qué explico!)-. Gracias a Ciudadano Ken, a Lady Incógnita, a los lectores que han publicado sus comentarios anónimamente y a los que me dais feedback en vivo y en directo.

La verdad es que pienso que seguiría escribiendo aunque no me leyera nadie, porque escribir para mí es como estar en casa. Pero, a veces, claro, es inevitable sentir desánimo, pereza o cansancio. Así que cuando descubro que, contra todo pronóstico, alguno de vosotros me ha leído es como si me acompañarais de regreso al hogar desde el corazón de un bosque a oscuras. Infatti, es exactamente como me lo contaron de niña: cuando te pierdes haciendo lo que debes, lo que te corresponde, es posible que las hadas aparezcan para echarte un cable. ¡Muchas gracias a todos vosotros por ser mis hadas protectoras en esta aventura! ¡No os esfuméis, ¿eh?!.


PD: En cada taller de mi formación en Cuentoterapia, nos recomiendan decenas de libros de todo tipo. Por desgracia, aún no he logrado ganar el sueldo Nescafé, así que tengo que elegir cuidadosamente mis adquisiciones. El álbum que me gustaría recomendaros hoy es el  primero que compré (no lo dudé ni un segundo). Se titula Muchas gracias (Ed. Kalandraka, 2013), está escrito por Isabel Minhós Martins e ilustrado por Bernardo Carvalho. Es un pequeño cuento sencillo y precioso y después de leerlo -o de que os lo lean- probablemente sentiréis que todos los encuentros (y hasta los encontronazos) valen la pena en esta vida.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Terapias alternativas

 El mito te ayuda a poner tu mente en contacto con la experiencia de estar vivo. Te dice qué es estar vivo.Joseph Campbell 
Viñeta de Liniers

Hace unos días estuve enferma. No enfermísima, pero sí muy cansada, con dolores musculares y algo de fiebre. Para recuperarme, además de dormir mucho y tomar infusiones, estuve viendo El Hobbit, la película de Peter Jackson. Yo no soy una gran fan de Tolkien. No es que no me guste, pero no conozco su obra a la manera exhaustiva de los auténticos fans. No tengo ni nociones de la lengua élfica y si me enseñaran un mapa de la Tierra Media me orientaría malamente. Además, con El Señor de los Anillos (el libro) me pasó algo de lo que me avergüenzo un poco: unas Navidades lo empecé y llegué sin aliento más allá de la página 600, pero ahí me encallé y ya no hubo manera. Era un pasaje -todavía me acuerdo- interminable, en el que Frodo y Sam erraban con Smeagol por una ciénaga asquerosa y aquello parecía no tener fin. Así que lo dejé y estuve sin saber cómo se resolvía todo hasta que se estrenó la trilogía en los cines. O sea que no, no soy una incondicional del legendarium de Tolkien. Pero entiendo a la gente que sí lo es, porque yo también me lo paso bien viendo las películas de la saga de vez en cuando. Es una buena historia.

Creo que una de las razones por las que el relato de Tolkien se ha convertido en un clásico moderno es precisamente por la excelencia con la que el escritor inglés manejaba el ABC de los relatos épicos. El famoso “camino del héroe”, como lo denominó Joseph Campbell, no tenía secretos para JRRT y, si despojáramos su obra de esos elementos de contexto que la hacen tan atractiva para la mayoría (el paisaje singular, las distintas tribus con su genealogía perfectamente documentada, la magia...), seguiríamos teniendo un cuento (un cuento bastante largo) que funciona. 

Yo digo que ver El Hobbit formó parte de la medicina que curó mi pequeña gripe porque hay aspectos psicológicos que entran en juego cuando no te encuentras bien físicamente. Es un cambio respecto al estado habitual, es una aventura indeseada, y, como le pasa al protagonista de la historia, al principio te resistes a aceptarlo. Luego, cuando lo asumes y comprendes que te las ves con un enemigo feo como un orco, aparecen aliados y encuentras tesoros, el proceso avanza (más lento de lo que te gustaría, pero también con gratificaciones inesperadas -esos sueños tan vívidos de los estados febriles, esa experiencia de la vida en presente continuo-) y, si, como es el caso, se trata de un virus poco virulento (valga la redundancia), una mañana te despiertas sintiéndote bien, como renacida, dispuesta a poner orden en la casa y a hacer lo que haya que hacer con muchas más ganas.

Los protagonistas de los cuentos siempre libran batallas que no han elegido, gracias a las cuales crecen, maduran y cambian su mundo. De eso trata El Hobbit y de esto trata en muchas ocasiones la vida. Somos viajeros y el héroe que hay en nosotros necesita desafíos. Recordarlo le vino bien a mi parte Bilbo Bolsón, miedosa y comodona.

Viñeta de Liniers extraída de Bitácora de Vida
PD: No sugiero que El Silmarillion o Las aventuras de Tom Bombadil puedan curar; ni siquiera digo que un buen libro "es la mejor medicina". Sólo pienso que conocer la estructura del mito y "aplicarnos el cuento" nos puede ayudar a la hora de enfrentar un reto (por si hace falta aclararlo).  


viernes, 14 de noviembre de 2014

Un árbol rojo al día

Shaun Tan, El árbol rojo  (Barbara Fiore Editora,  2006)
Quería probarlo desde hace tiempo y, hace unas semanas, por fin, me decidí a apuntarme a unos talleres de arteterapia impartidos por Raquel Lopez en el Centro de Arterapia y Educación creA. ¡Debería haberlo hecho antes! Bailando, pintando e interactuando con los demás, a partir de las pautas que Raquel nos proporciona, no sólo me olvido de todo lo que no es importante (pero consume gran parte de mi energía a diario), sino que aprendo mucho por el simple hecho de estar presente y escuchar mi propia voz, o mis propias voces, las reales, las que saben cuál es el mejor camino, dónde reside el problema, dónde hay un tesoro, qué cara tiene el monstruo y cómo derrotarlo.
Explico esto porque, en el primero de los talleres, tuvimos que pintar un árbol. Y el mío fue un árbol rojo, rojísimo, una especie de arce canadiense en todo su esplendor otoñal. Y, lo que son las cosas, unos días más tarde, sin realizar ninguna búsqueda deliberada por mi parte, descubrí un cuento del prestigioso autor australiano Shaun Tan sobre un árbol tan rojo como el mío; brotado, como el mío, en un espacio cerrado, en un mundo interior, donde los árboles rojos (o de cualquier color) son raros. La verdad es que me puse contenta: ¡al final, resultará que mi árbol forma parte de un bosque!.
El árbol rojo (Barbara Fiore Editora, 2006) es un cuento oscuro, apenas narrativo, con un final luminoso, lo que lo hace muy recomendable para los malos ratos y los tiempos duros, cuando no estamos para muchas historias. Os dejo dos versiones en video para que os hagáis una idea; aunque, puesto que las ilustraciones de Shaun Tan son tan cuidadas y llenas de matices, pienso que ninguna de las dos hace justicia al original en papel (mejor, en cualquier caso, la versión en inglés).




PD: Se me acaba de ocurrir un ejercicio que podemos practicar cotidianamente, una especie de ¿dónde está Wally? para combatir el pesimismo, y es preguntarnos cada día, al acostarnos, dónde vimos hoy el árbol rojo, dónde ha estado hoy eso que nos enciende y nos anima a seguir adelante. Si alguno lo pone en práctica, me encantará saberlo y que nos comentéis el resultado.

PD 2: Por cierto, el sábado 29 de noviembre, entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde, se celebrará en Sa Possessió, en Palma, la Iª Jornada de Arteterapia Gestáltica organizada por l'Escola d'Arteràpia del Mediterràni y el Centro de Arterapia y Educación creA. La jornada incluirá una serie de talleres vivenciales inspirados en artistas contemporáneos y, si estáis por aquí y sentís curiosidad, creo que será una buena oportunidad para probar la experiencia.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Tu recuerdo es de luz

Ilustración de Alexandra Prillaman




Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.



PD: Vale, el sentido del poema no se corresponde con la imagen. Uno habla de finales y la otra sugiere un principio o una plenitud. Pero a mí me parece que el otoño todo lo abarca. O, como se dice en el Tao Te Ching, "Cuando las personas llegan a saber lo que es bello, aparece también la noción de lo feo. Cuando llegan a saber lo que es bueno, aparece también la noción de lo malo./De esta manera existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo, permiten conocer mutuamente lo uno y lo otro./Los diferentes sonidos, uniéndose, crean la armonía./De la misma manera, lo anterior y lo siguiente van uno tras otro armoniosamente."

domingo, 2 de noviembre de 2014

Baile otoñal

"Leaf dancers" ilustración de  Koyamori

Mover el cuerpo libera emociones. Liberar el cuerpo conduce inevitablemente a liberar el corazón. Las emociones necesitan circular como la sangre circula en el cuerpo. Cuando nuestras arterias emocionales están bloqueadas, entonces nuestro corazón también lo está, nuestra vida entera carece de ímpetu, vitalidad. Intentar amar sin que nuestras emociones fluyan es como intentar correr un maratón con los pulmones colapsados.


Gabrielle RothMapas para el éxtasis, Ed.Urano, 1989


viernes, 31 de octubre de 2014

Estirar la pata

Ilustración de Babette Cole para Estirar la pata o cómo envejecemos  
extraída de
http://www.lagallinapintadita.com/2014/09/hoy-leemos-estirar-la-pata-o-como.html
Escribir e ilustrar una obra sobre la muerte destinada al público infantil no es fácil porque los adultos no sabemos nada relevante sobre el tema, no comprendemos cómo funciona exactamente, salvo que puede suceder sorpresivamente o no y que es ineludible. Y eso es, más o menos, lo mismo que entendimos cuando supimos de ella por primera vez, así que es uno de los pocos asuntos en los que un autor de libros infantiles no tiene apenas ninguna ventaja con respecto a los lectores. Por mucho que se documente, y aunque opte por llevar a cabo sesiones de espiritismo, cualquier cosa que diga al respecto no dejará de tener carácter exploratorio. La muerte es un gran misterio y es de agradecer que, de un tiempo a esta parte, proliferen obras que honran dicho misterio y tratan de ofrecer algún consuelo sin caer necesariamente en el tópico del “ahora-el-abuelo-vive-en-una-estrella”. Recomiendo a este respecto La caricia de la mariposa (Ed. Kalandraka, 2008), un cuento delicado y hermoso de Christian Voltz, quien también ha realizado los collages con materiales reciclados que lo ilustran. Veréis que la historia es emocionante y tierna y pone de relieve nuestra bendita incapacidad de aceptar que quien amamos se vaya para siempre.

Ilustración de Christian Voltz para La caricia de la mariposa
Pero, sobre todo, en memoria de Javi, mi padrino, que se fue hace unos años cuando aún era joven, me gustaría sugeriros la lectura de un cuento que me parece muy gracioso (Javi tenía un sentido del humor que todavía me hace reír ahora cuando recuerdo conversaciones que mantuvimos, así que nada de ponerse muy solemnes ni melancólicos). La obra, en castellano, se titula Estirar la pata o cómo envejecemos (Ediciones Destino, 1996) y su autora es Babette Cole. El argumento desarrolla la respuesta que dos abuelos que han aprendido a reírse de sí mismos dan a sus nietos cuando éstos les preguntan por su obvia decrepitud. Leedlo, os gustará. Es ligero, es divertido; el texto está lleno de ocurrencias y las ilustraciones tienen efectos antidepresivos. En realidad, lo que os aconsejo es empezar por este libro y luego leeros todos los demás de Babette Cole, porque cuando nos da por pensar en agujeros negros y abismos insondables de nada, el mejor antídoto es la comedia y en eso Babette es un genio.

NOTA: Por ser hoy víspera de Todos los Santos, un pequeño apunte sobre los fantasmas: a veces, las personas a las que queremos, aunque ya no estén de este lado, nos mandan mensajitos. Tal vez lo hayáis experimentado. A mí me acaba de ocurrir. Y es que estaba terminando de escribir esta entrada cuando me he acordado de que una de las últimas ocasiones en que Javi y yo nos vimos estuvimos mirando el video de un concierto de Queen. Eso ha hecho que me entraran ganas de escuchar una canción del grupo y, extrañamente, porque no es de las más conocidas, he tropezado con ésta. De manera que, en fin, creo que mi padrino nos dice que, ya que estamos aquí y la muerte no tiene remedio, podemos, mientras tanto, aceptar "esa cosa pequeña y loca llamada amor" como animal de compañía.

viernes, 24 de octubre de 2014

Hadas contra bárbaros

Ilustración de Mónica Carretero
Intermitentemente, vuelvo a creer en las hadas. No pasa cada día, ya digo, pero sucede a veces. Me ocurría, por ejemplo, cuando vivía en Granada e iba a sacar libros a la biblioteca del Albayzín.
Han pasado años y no sé si las responsables del espacio de literatura infantil y juvenil serán las mismas, pero por entonces las bibliotecarias eran un par de mujeres encantadoras que siempre me traían a la memoria a Flora, Fauna y Primavera, las hadas de la versión Disney de la Bella Durmiente. Eran amables, risueñas, bondadosas. Irradiaban cierto tipo de tranquilidad diligente que me encantaría poseer.
Por eso, hoy que es el Día Internacional de la Biblioteca, quiero dedicarles a ellas esta entrada, con la esperanza de que, de  alguna manera, por alguno de los caminos insondables de las hadas, les llegue mi mensaje: ¡gracias por hacer vuestro trabajo con una sonrisa, por saber de libros y convertir una habitación corriente en un lugar donde daba gusto perderse!.
Y, dicho esto, voy a aprovechar la coyuntura para robarle a Pep Bruno, autor de libros para niños y uno de nuestros cuentacuentos más conocidos, el relato que escribió hace ya unos años, cuando el préstamo de pago en las bibliotecas públicas -que hoy es una realidad-, era tan sólo una (otra) amenaza en el horizonte:

CANON EL BÁRBARO
Son conocidas las aventuras de un tal Conan el Bárbaro, personaje de  cómic bastante popular a finales del siglo XX que incluso llegó a pasar a  la gran pantalla en una cinta protagonizada por un tipo que ahora se dedica a la política y es gobernador en un Estado Usamericano.  Bastantes políticos europeos que no pudieron protagonizar películas  de ningún tipo (ni Phantomas, ni la saga de Bond, ni Sandokán, ni Harry  Potter) han decidido crear su propio superhéroe para tener así alguna  posibilidad en el caso de que alguna multinacional compre los derechos  para el cine.
El tal héroe se va a llamar Canon el Bárbaro y la historia, al parecer, va  a transcurrir en el mítico país de Byblos. Por lo que sabemos ese país  estará dividido en diez provincias cada una especializada en algún tema  general, por ejemplo en la Provincia Cero habitan los funcionarios de  todas las instituciones, los documentalistas y los bibliotecarios; en la  Primera Provincia es donde viven los psicólogos y los filósofos, en la  Segunda los sacerdotes de todas las Religiones; en la Tercera Provincia es  donde se mueven los políticos, los abogados y los economistas; así hasta la Novena Provincia en la que se encuentran los geógrafos, los biógrafos y  los historiadores.
La trama de esta primera aventura no parece muy compleja, Canon el  Bárbaro, ayudado por habitantes de la Tercera Provincia (de donde es  oriundo), ha decidido que va a gobernar el país de Byblos y, para ello,  toma por sorpresa al resto de las provincias y las somete. Una vez  claudicadas, las provincias languidecen bajo la opresión de Canon, quien  les obliga a pagar cada vez que un habitante sale de su casa. La cosa  parece de locos pero es así: si alguien sale de casa para ir a la compra o  a la piscina o a ver un amigo o simplemente al bar, entonces tiene que  pagar un dinero a las arcas de la Tercera Provincia, a la sazón, la dueña  del país en este momento de la historia.
Imagen procedente de
http://noalprestamodepago.org/page/5/
Evidentemente la opresión devasta el país y los habitantes se empobrecen:  no hay hijos y el país envejece, ya nadie quiere invertir en el lugar ni  nadie va allí de visita; los habitantes, sin recursos y sometidos a la  dictadura de Canon el Bárbaro, deciden no salir de sus casas por no pagar  la incomprensible tasa impuesta. Este es el momento conocido en la  historia de Byblos como La Edad Oscura.
La situación acaba por resultar inaguantable y un grupo de habitantes de  la Primera Provincia (fundamentalmente bibliotecarios) organizan un  movimiento de rebeldía (No Al Préstamo De Pago, NAPDP a partir de ahora) y  logran movilizar a gran parte de los habitantes de Byblos (empezando por  los de las Provincias Séptima y Octava -artistas y escritores). El NAPDP  se muestra incansable y pasa de la guerra de guerrillas al ataque frontal  luchando contra Canon el Bárbaro y su caterva de políticos, economistas y  abogados, logrando algunas pequeñas victorias y manteniéndose firme ante las adversidades.
De momento la trama de la historia se encuentra en este punto, en cuanto  tengamos algún dato más no duden de que se lo haremos llegar, aunque no  esperen mucho de la creatividad de nuestros políticos europeos, parece que  el final de la aventura será de lo más vulgar y previsible. (Extraído de 
Por los caminos de la tierra oral).


PD: Si a vosotros también os parece que el canon pone en peligro la calidad del servicio que ofrecen las bibliotecas públicas e incluso su supervivencia, puedes sumarte a la campaña que desde  noalprestamodepago.org  promueve la Plataforma Contra el Préstamo de Pago en Bibliotecas, integrada por  diversos colectivos de profesionales y usuarios de las bibliotecas públicas, así como autores e instituciones.

lunes, 13 de octubre de 2014

Alles Gute, Christine Nöstlinger!

Christine Nöstlinger
(foto procedente de http://oe1.orf.at/programm/349945)
Hoy cumple años Christine Nöstlinger, concretamente 78, y quiero dedicarle este post porque, de hecho, ése fue mi primer “proyecto”. Quiero decir que cuando me propuse desarrollar un blog sobre literatura infantil y juvenil, lo primero que pensé fue en hablar sobre ella. Christine es una escritora excelente que no pasa de moda; a su pericia construyendo historias, se une un talento especial para captar el meollo del asunto y tratarlo desde una perspectiva original, construyendo personajes con carne y con huesos, redondos y verosímiles. Por eso esta autora, vienesa y progresista (ambas cosas imprimen carácter y la combinación de las dos ni te digo), es una de las razones principales por las que me ha continuado interesando la LIJ más allá de la edad adecuada para ello. Cuando, de tanto en tanto, releo sus libros y, a pesar de que algunos, como Filo entra en acción (1982), me los sé casi de memoria, me sigo enganchando a ellos y pasando buenos ratos.  

Christine con su marido, el periodista Ernst Nöstlinger
(foto procedente de
http://derstandard.at/1378249058367/Hauptsache-du-kannst-etwas)
Hija de un relojero y una maestra, la primera vocación de Christine no fue la literatura, sino el dibujo. Estudió, de hecho, artes aplicadas y trabajó como diseñadora gráfica. Empezó a escribir por casualidad, cuando decidió acompañar sus ilustraciones de textos breves y éstos, finalmente, obtuvieron mayor reconocimiento que las imágenes a las que debían servir. Su primera obra plenamente literaria fue Los chicos del sótano mágico, aparecida en 1971 y, un año después, ya recibió el Deutscher Jugendbuchpreis, galardón que se entrega anualmente al mejor libro infantil publicado en Alemania, por Me importa un pepino el rey Comino (Wir pfeifen auf den Gurkenkönig) -editado en España por Alfaguara en 1987-.

Cartel anunciador de
 Konrad o el niño que salió de una lata de conservas,
 
pieza teatral basada en la novela homónima,
representada por la compañía gallega Sarabela Teatro.
La producción de Nöstlinger es muy extensa porque, desde sus inicios, ha venido publicando, de media, varios libros al año; además de artículos de prensa y guiones para la radio y la televisión. De su obra para niños y jóvenes se suelen destacar títulos como Konrad o el niño que salió de una lata de conservas (1974), una especie de cuento sobre un chaval perfecto que debe aprender a ser humano -e imperfecto, claro- para encajar en el mundo real. En esta novela, la autora parte de un presupuesto fantástico (un niño fabricado por una empresa y que le es entregado, envasado y por error, a una señora de lo más excéntrica), pero eso no es frecuente en su narrativa, la cual acostumbra a inspirarse en situaciones corrientes. A este respecto, Nöstlinger afirma: "Me gusta la fantasía, y en mis relatos hay muchos elementos fantásticos; pero es una fantasía con cierto compromiso social, que intenta ejercer influencia en el mundo, cambiarlo, ya sea a través de la utopía o de la sátira". También son muy conocidas sus series para los lectores más jóvenes sobre un niño llamado Franz  y sobre una niña llamada Mini.

A mí me gusta mucho la trilogía compuesta por Una historia familiar (1981), Gretchen se preocupa (1983) y Gretchen, mi chica (1988), que en castellano fue originalmente editada por Alfagura y ahora se puede encontrar en el catálogo de la  Oxford University Press. Y disfruté leyendo  Mi amigo Lucki-live (1978) y Olfie y el Edipo (1984). Son obras antiguas pero que se siguen reeditando, supongo que porque los temas que tratan (las relaciones entre padres e hijos, la evolución de los roles de género tradicionales, el divorcio, los complejos, los primeros amores, la voluntad de afirmarse en un mundo adulto más bien caótico) siguen resultando interesantes  para el público adolescente -véase, por ejemplo, esta crítica sobre Bonsai (1996) escrita por una muchacha de 15 años- .  Además, es cierto que muchos profesores continúan  recomendándolas y trabajando con ellas en el aula, ya que permiten abordar diversas cuestiones éticas desde una perspectiva más enriquecedora que, por ejemplo, los libros de Federico Moccia.
Algo que me gustaría destacar de Christine Nöstlinger, aparte de su dominio del lenguaje (va directa al grano, nada de florituras, pero con una gracia especial para hallar el tono y el registro adecuado a la historia y al lector al que se dirige), es su sentido del humor para tratar cuestiones, a priori, difíciles. Las mujeres adultas que aparecen en el relato, como ha sido analizado aquí, suelen ser madres poco ejemplares, inestables como mínimo, y hay padres machistas o ausentes. Pero su retrato de los niños y adolescentes como personas que, a pesar de sus miedos, despistes e inseguridades, maduran y se responsabilizan de sí mismos, no sólo es edificante, sino también divertido. Lo observamos en el personaje de la fantasiosa Rosalinde en Rosalinde tiene ideas en la cabeza y en el de Gretchen Sackmeier, a lo largo de las novelas que protagoniza. Asimismo, me gustan sus héroes masculinos -irónicos, reflexivos, observadores, sensibles-. En ese sentido, pienso que las novelas de Christine invitan al lector a crecer. Algo así como decir: "la vida puede ser complicada, pero, si quieres ser libre, puedes movilizar tus recursos, hacerte cargo de ti mismo...y, además, disfrutar con ello ".
En fin, que me encanta Christine Nöstlinger, que espero nos siga sorprendiendo y deleitando por muchos años y que os animo a leer o releer sus libros (el niño y adolescente inadaptado que hay en nosotros seguro que lo agradece) . Y un pequeño secreto sobre mí: casi todas las contraseñas que utilizo para manejarme en la red proceden de sus obras. No digo más.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Ratita, ratita

Capgrossos realizados por Kake Portas para el Ayuntamiento de Palma

La elección de pareja no es cosa del azar, es un reencuentro con algún personaje de tu historia infantil olvidada pero que se repite. ¿Recuerda el cuento de la Ratita Presumida?

- De todos los pretendientes, elige al peor.
 

Al gato, al único que seguro que se la va a comer. Elige al que cumple con un programa secreto que tiene que ver con la historia infantil oculta. Yo tenía una paciente que en realidad a quien quería conquistar era a una abuela durísima que no le hacía ni caso. 

- Entonces no hace falta haber vivido un trauma para ser malquerido.

No, pero lleva un tiempo descubrir a ese personaje secreto.

- Su teoría nos aboca al psicoanálisis.

La señal de alarma es la repetición, porque todos hemos pasado por un mal amor, pero cuando sólo se eligen gatos, ¡ojo!. 

Fragmento de una entrevista a Mariela Michelena (psicoanalista), incluida en Grandes Contras sobre el amor sabio de V. M. Amela, I. Sanchís y Ll. Amiguet, Alienta Editorial, 2012.

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PD: Por ser las fechas que son -y por muchas otras razones, claro-, aprovecho para recomendaros una versión de La ratita presumida escrita por Enric Larreula e ilustrada por la estupenda Roser Capdevila. Forma parte de la colección de historias dedicada a la Bruixa Avorrida, el conocido personaje de Las tres mellizas
Prímula Farigola, como es habitual en las brujas, tiene una vida independiente y bastante interesante más allá de hacer el mal y en El casament de la bruixa avorrida (reeditado por Angle Editorial, 2014) recupera un episodio de su juventud, cuando los pretendientes más terroríficos que imaginarse pueda (un esqueleto, un vampiro, un fantasma y el monstruo de Frankenstein, entre otros), le propusieron matrimonio. No eligió al peor, pero...ya se sabe que a esta bruja las cosas siempre le salen regular.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Gianni, el único

Octubre es un mes excelente, siempre lo digo. Fue en octubre, por ejemplo, cuando nació Gianni Rodari (Omegna,1920- Roma, 1980),  así que, estos días, si viviera, cumpliría 94 octubres. Esto me parece una buena excusa (aunque no hagan falta) para recordarle con uno de sus relatos más célebres:

Portada de Uno y siete,
Gianni Rodari (atr.) y Beatrice Alemagna (iltr.)
Editorial SM, 2010
He conocido un niño que tenía siete años. Vivía en Roma, se llamaba Paolo, y su padre era  tranviario.
Pero vivía también en París, se llamaba Jean, y su padre trabajaba en una fábrica de automóviles.
Pero vivía también en Berlín, y allá arriba se llamaba Kurt, y  su padre era profesor de violonchelo. 
Pero vivía también en Moscú, se llamaba Yuri, como Gagarin, y su padre era albañil y estudiaba  matemáticas. 
Pero vivía también en Nueva York, se llamaba Jimmy, y su padre tenía una gasolinera. 
¿Cuántos he dicho ya? Cinco.
Me faltan dos: uno se llamaba Chu, vivía en Shangai y su padre era pescador; el último se llamaba Pablo, vivía en Buenos Aires, y su padre era pintor de brocha gorda.
Paolo, Jean, Kurt, Yuri, Jimmy, Chu y Pablo eran siete pero siempre el mismo niño que tenía ocho años, sabía ya leer y escribir y andaba en bicicleta sin apoyar las manos en el manillar.
Paolo era moreno, Jean rubio y Kurt castaño, pero eran el mismo niño.
Yuri tenía la piel blanca y Chu la piel amarilla, pero eran el mismo niño.
Pablo veía el cine en español y Jimmy en inglés, pero eran el mismo niño y reían en el mismo idioma.
Ahora han crecido los siete, y no podrán hacerse la guerra, porque los siete son una sola persona.
Gianni Rodari, Uno y siete

Imagen extraída de
http://vanesa-locusamoenus.blogspot.com.es/2012/04/gramatica-de-la-fantasia.html
Claro, sensible y luminoso, Gianni sólo hay uno. Y a mí  no hay cuento, anécdota o historieta de su repertorio que no me guste. Era un maestro (literal y metafóricamente) y seguimos aprendiendo de él aunque ya no esté por aquí escribiendo y dando lecciones. Yo creo que Rodari tenía el don de la visión, esto es, de ver lo que nadie más ve aunque lo tenga delante de los ojos cada día. Sólo a él, por ejemplo, se le  ocurrió que los hallazgos creativos del surrealismo podían servir para mejorar el aprendizaje de los niños. Él difundió la idea de que los mecanismos de la invención de historias no  dependen tanto del dominio del lenguaje y de las reglas gramaticales, como de explorar libremente, sin prejuicios y con humor, las posibilidades de una palabra o de una narración ya conocida. A él le debemos, en fin, un modelo pedagógico en el que los errores no son horrores , sino llaves que abren puertas a lugares nuevos.  
Dibujo de Gianni Rodari
procedente de Archivio Caltari
Afirma Rodari que "las historias se consiguen (...) nadando bajo el agua" (Gramática de la fantasía, 1973). Zambulléndonos bajo la superficie de lo conocido y yendo más allá de lo obvio, cada término o expresión nos remite a otros y alberga significados que sólo existen para nosotros. Visto así, todos estamos capacitados para elaborar narraciones originales, todos somos creadores y podemos desarrollar nuestra creatividad, aunque no seamos artistas, porque siempre hay percepciones, experiencias, que nos son propias y hacen que cada palabra, cada imagen, germine en cada uno de forma distinta.
Yo he usado en muchas ocasiones las recetas de Rodari para crear relatos -por ejemplo, ésta-,  tanto en clases de español para extranjeros como con alumnos adolescentes, y siempre he obtenido buenos resultados y bastantes risas. Por todo ello (ahora miro a cámara), grazie tante e auguri, caro Gianni!! ¡Seguiremos inventando!!

PD: Si os interesa saber un poco más sobre Rodari, aquí encontraréis un power-point, realizado por varios autores, que contiene información concisa y bien documentada, además de fichas sobre actividades llevadas a cabo en la escuela a partir de las propuestas didácticas del escritor italiano.