viernes, 21 de febrero de 2014

“Quen conta un conto, acrescenta un ponto”

En el año 2000, la UNESCO proclamó el 21 de febrero como Día Internacional de la Lengua Materna. Se eligió esta fecha para conmemorar "las manifestaciones estudiantiles que tuvieron lugar en 1952 en Dhaka, capital del actual Bangladesh, y en las que varios participantes murieron en defensa de la lengua bangla para que se reconociera como uno de los dos idiomas oficiales del entonces Pakistán". En condiciones normales, no me parecería interesante mencionar este dato ni incluirlo en un post. Pero soy de Mallorca y profesora y por aquí llevamos una temporada terrible de retroceso en cuanto a política lingüística en el ámbito escolar.
No me voy a meter en el berenjenal de defender a unos u otros. En mi opinión,  se ha entrado en una espiral de incomprensión mutua que resulta muy indigesta para los que, como yo, nos sentimos bilingües y consideramos que eso es algo que nos enriquece y enriquece nuestra vida. Madre no hay más que una, pero lenguas hay muchas y cuantas más mejor. Ya lo decía, con más gracia que yo, la escritora, recientemente fallecida, Joana Raspall:




(Traducción:  - Cuando van a otro país, /¿cómo se entienden los pájaros?/ ¿Acaso cambian de lengua?/ -Se entienden ellos con ellos (entre ellos). /Nosotros, ¡menos mal que tenemos la escuela!/ y feliz el que ha aprendido/ junto a la lengua de nacimiento/ otra (más), o dos, o tres...).

Pues eso. ¿Por qué es tan complicado? ¿Por qué para sumar hay que restar? ¿Por qué tanto odio?. Que no cuenten conmigo ni para aplaudir declaraciones de políticos malintencionados e ignorantes, ni para engancharme banderitas en la ropa como si la educación fuera un partido de fútbol.

Y ya me he liado. Porque lo que yo quería contaros hoy es que hay un documental maravilloso, éste que os dejo más abajo, donde personas mayores, personas extraordinarias, relatan cuentos de nuestra tradición oral en sus respectivas lenguas maternas (castellano, gallego, catalán, euskera). Cuentos que, a veces, son el mismo cuento puesto que ese saber remoto formó parte durante siglos de nuestro imaginario colectivo -que es común porque todos somos humanos y a todos nos ocurren (y nos fascinan y nos enseñan y nos ayudan a crecer) las mismas cosas-. Como afirma José Mª Merino (un autor que, dicho sea de paso, me encanta): "El homo sapiens empezó a ser sapiens cuando empezó a contar ficciones. Empezó a entender el mundo a través de la ficción, inventando, por supuesto, historias fantásticas, maravillosas (...)".


En la página web de Naciones Unidas, en el espacio dedicado a este Día Internacional de la Lengua Materna, está escrito: "Las lenguas son los instrumentos más poderosos para preservar y desarrollar nuestro patrimonio cultural, tanto el tangible como el intangible. Todas las iniciativas dirigidas a difundir las lenguas maternas servirán no sólo para incentivar la diversidad lingüística y el multilingüismo, sino también para crear una mayor conciencia acerca de las tradiciones culturales en todo el mundo y promover la solidaridad basada en el entendimiento, la tolerancia y el diálogo".
Mirando "La memoria de los cuentos", una se pregunta qué será eso misterioso que nos separa y nos aisla y hace que nos sintamos enemigos. Serán las historias que nos contamos y nos cuentan, pero no los cuentos maravillosos, ni siquiera aunque los contemos en lenguas diferentes. Así que en este día, y en este contexto de falta de respeto por lo que nos une y por lo que nos distingue, me gustaría hacer un llamamiento para que sigamos contando cuentos, en el idioma que nos sea más querido, sea el que  sea, porque, cuando todo ese ruido cese, la verdad profunda que hay en esas narraciones nos ayudará a entenderlo todo.

PD:Quen conta un conto, acrescenta un ponto” es un dicho portugués que significa “Quien cuenta un cuento, tiende un puente".

domingo, 16 de febrero de 2014

Comer pulpo es una barbaridad

En mi calidad de profesora mercenaria y a merced de los imprevistos y las inclemencias del tiempo, me han enviado a trabajar lejos del hogar, tierra y mar de por medio, y nada hay que pueda hacerse al respecto, aparte de esperar a que pasen los meses. Así que he dejado mi casa y me he instalado en otra -la mejor que he encontrado de momento-, donde gozo de la experiencia de vivir envuelta en una manta a todas horas (como una momia egipcia, pero sin tanta libertad de movimientos).
Esto es una isla y hoy, por ejemplo, el porcentaje de humedad es del 82%, de manera que no hay estufa ni amor apasionado capaz de caldear el ambiente (de hecho, suelo retrasar el momento de meterme en la cama por pereza de encontrarme entre sábanas mojadas). Esta circunstancia explica -supongo- por qué hoy me he despertado tarareando una canción sobre lo que vendría a ser vivir debajo del agua. Es ésta:


 

¡Ah, los Beatles! ¡Menos mal que ellos siguen todos vivos, juntos y cantando en algún lugar de mi memoria! ¡Gracias, chicos, por acudir en mi auxilio y no permitir que me siga regodeando en la autocompasión!.

"Octopus's garden" es uno de los pocos temas que compuso Ringo (o, al menos, de los pocos que se colaron en el excelso repertorio del grupo). Y a mí siempre me han gustado las canciones de Ringo, aunque no sean equiparables a las del resto de la banda, porque tienen un punto aniñado, como si las compusiera desde ese lado infantil que se resiste a aceptar los aspectos sombríos de la vida. Ringo trasmite alegría y ligereza.


Imagen de Juan Carlos Ruíz Castro procedente de
 http://morphine-design.blogspot.com.es/2011_06_01_archive.html
La leyenda cuenta que la canción fue concebida en 1968, un día en que el músico estaba navegando con su familia por aguas de Cerdeña en el yate de Peter Sellers. En algún momento, el capitán del barco le explicó que los pulpos buscan por los fondos marinos piedras brillantes, latas y botellas que luego ponen frente a su cueva, como un jardín. Ringo pensó que eso era estupendo, "because at the time I just wanted to be under the sea too" (por lo visto, formar parte de los Beatles y navegar en el yate de un actor famoso no te inmuniza contra los sinsabores, claro). Así que escribió la letra de corrido y, con los cuatro acordes de guitarra que sabía, dio forma a la melodía. Más adelante, sus amigachos de Liverpool le ayudarían a pulirla y el tema se incluyó en Abbey Road (Apple Records, 1969), el último álbum del grupo. 

La canción funciona como un pequeño relato para niños y, de hecho, ha sido editada hace unos meses en forma de libro infantil (Simon & Schuster, 2013), con las palabras de Ringo e ilustraciones de Ben Cort. Como curiosidad, aquí tenéis una presentación del propio autor, donde se le ve pasando las hojas y comentando la obra como un abuelete rockero a sus nietos (Ringo tiene ya 73 años).

A mí la letra me parece ocurrente y con varios niveles de lectura -George Harrison decía sobre la capacidad compositiva de Ringo que éste escribía canciones "cósmicas" sin darse ni cuenta-. Os la copio traducida, por si vuestro nivel de inglés es como el mío (abisal):


El jardín del pulpo

Dibujo realizado por Zoe Schlacter 
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra/ Nos dejaría entrar, ya sabe donde hemos estado/ En su jardín de pulpo a la sombra.
Les pediría a mis amigos que vinieran a ver/ El jardín del pulpo conmigo.
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra.
Estaríamos calentitos bajo la tormenta/ En nuestro pequeño escondite bajo las olas/ Reposando la cabeza en el lecho del mar.
En el jardín de un pulpo junto a una cueva/ Cantaríamos y bailaríamos/ Sabiendo que no pueden encontrarnos.
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra.
Gritaríamos y nadaríamos alrededor/ Del coral que vive bajo las olas/ Oh, cómo se divertirían las niñas y los niños/ Sabiendo que son felices y están a salvo/ Seríamos tan felices tú y yo (felices tu y yo)/ Sin nadie que nos dijera lo que hay que hacer.

Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo contigo (se repite 3 veces, hasta el final).


Bueno, a lo que iba: que me he levantado canturreando "Octopus's garden" y eso me ha animado un poco. Y, como era sábado (y los sábados por la mañana en el mercado de esta ciudad hay música en directo y un ambiente muy moderno), me he acercado a la lonja.Y allí, en fin, ya podéis imaginaros lo que he encontrado: un espectáculo dantesco ciertamente y un final muy triste para un jardinero del mar. Así que aprovecho esta tribuna (o lo que sea) para informaros de que estoy en contra del sushi. En contra del sushi y a favor de la vida submarina. A algún lugar tenemos que poder escapar los soñadores inadaptados, digo yo.

viernes, 14 de febrero de 2014

San Valetón

Me he hecho una postal de San Valentín para mí misma, qué pasa...

Ilustración de Gabriel Pacheco

"Ven conmigo, te lo ruego,
a encontrar la poesía de la noche
ven conmigo, amor,
para bailar en la oscuridad la danza
de la luz
ven conmigo, silenciosa
para descubrir la mágica noche..."
(Letra de una antigua balada escocesa)

jueves, 6 de febrero de 2014

Primavera sound


Gianluca Foli, Presagio di primavera.

Me he despertado hoy muy temprano. He visto salir el sol. La primavera aún parece a años luz de distancia, pero ya los días son un poco más largos y llega a mis ojos este poema de Gloria Fuertes -superlativa ella, como de costumbre-. Entonces creo que puedo sentir "esto maravilloso que nos va convirtiendo en ranas" y me preparo para salir a la calle sin esa máscara tan fea . Buongiorno mondo!

Siempre hay alguien

Quitaros esa máscara,
la tristeza no es más que una careta,
puede durar tanto como tardes en quitártela tú mismo,
  prueba.
  Estás provocándote llanto artificial, hermano
;
he dicho hermano y debí decir amante.
  Nos cogemos las manos y no decimos que se siente
nada.
Poco a poco se va mezclando nuestra sangre en los
encuentros.
Un buen día acabaremos por ser la misma cosa.
Libres somos.
Frecuentamos el dolor porque queremos,
como pudiéramos frecuentar el parque.
Hablamos de mutuas soledades,
  hablamos de aventuras
que tuvimos,
de que todo está lejos,
de que es difícil.
  Y nunca hablamos de esto maravilloso
que nos va
convirtiendo en ranas.
¿Quién dijo que la melancolía es elegante?
Quitaros esa máscara de tristeza,
siempre hay motivo para cantar,
para alabar al santísimo misterio,
no seamos cobardes,
corramos a decírselo a quien sea,
siempre hay alguien que amamos y nos ama.