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sábado, 1 de marzo de 2014

Tener una amiga pelirroja

"Pajaritas de papel" de Lucy Campbell
Tener una amiga pelirroja mola un montón. No sé si conocéis la experiencia de primera mano, pero, si no, os la recomiendo. Los pelirrojos auténticos tienen algo de personajes de cuento. Yo, por ejemplo, tengo una amiga pelirroja que parece una sirena recién salida del agua. Por eso he pensado que, hoy que es su cumpleaños, no desentonaría con los contenidos habituales de este blog dedicarle un post a ella y a su pelirrojidad (o pelirrojez).  

Imagen procedente de
http://www.neeerd.com/imagenes/albumes/a4950-charlie-brown
Por supuesto, podríamos mencionar a la inefable Pippi Calzaslargas, pero hablarle de Pippi a una pelirroja de nuestra generación es como mentar al diablo, así que pasaremos de puntillas por este personaje. Y no creo que tampoco Teo, ese niño que va a la escuela y al zoo y se viste y se baña y tiene un perro y a quien de cada cosa que le pasa le escriben un libro, sea un ejemplo a la altura (porque Teo es pelirrojo, pero si fuera rubio, me da a mí que sería exactamente igual). Está Ron Weasley, el amigo del alma de Harry Potter a lo largo de toda la heptalogía, y su extensa familia de magos de pelo inflamado. Y también la misteriosa Little Red-Haired Girl de la está enamorado el bueno de Charlie Brown.

Ilustración de de Marie-Louise Gay de su personaje "Stella".
En realidad, no es muy difícil encontrar personajes en la literatura infantil y juvenil con una melena de este color, porque es un rasgo distintivo que dota de carisma. Un ejemplo reciente, lo encontramos en Marisela y el pelirrojo (OQO Editora, 2011), un cuento de Geovanys García que subvierte los estereotipos de las narraciones de princesas y dragones (y que podéis regalarme, aunque no sea mi cumpleaños).  
Sin embargo, hay dos personajes, uno actual y otro lejano en el tiempo, que son de ésos que te hacen plantearte seriamente correr a la peluquería más cercana y acabar con las existencias de tinte. Me refiero, por una parte, a la princesa Mérida de Brave -Pixar-Disney, 2012- y por otra a Anne of Green Gables -en español Ana, la de Tejas Verdes-, la creación de la escritora canadiense  Lucy Maud Montgomery.

Ilustración de Gabriel Pacheco
Sobre Brave solo diré esto: el guion es bueno. Tiene miga y no es un refrito de tópicos. En cuanto a humor y osadía, está a la altura de las producciones anteriores de Pixar y, por lo que respecta a la simbología y el contenido, no desmerece las películas clásicas de Disney (cuyo mensaje puede gustar o no, pero nadie podrá negar que dan para varios análisis sesudos). 

Imagen procedente de
http://www.turn-the-page.net/
Anne Shirley, por su parte,  es un personaje encantador. Su autora publicó el primero de los ocho libros que componen la saga en 1908, pero a esta huérfana canadiense no le pesan en absoluto sus más de 100 años. La escritora Margaret Atwood afirma sentirse casi culpable de reconocer su aprecio por esta obra “porque a mucha gente parece gustarle también" y es que es una lectura que atrapa, tengas la edad que tengas. A mí, por ejemplo, siempre que releo algún pasaje, me sorprenden las referencias literarias que manejaba Montgomery y el poso de melancolía que impregna la historia, más allá de las divertidas peripecias que le ocurren a la protagonista.

Por último, quiero añadir que puede que ser pelirrojo no sea fácil ni lo haya sido nunca (véase: http://www.pelirrojos.org/cultura-popular-prejuicios-pelirrojos.php). La envidia es muy mala, ya se sabe, y por ser llamativo se paga siempre un peaje. Pero, como dijo Rilke - autor, por cierto, de una antología de cuentos un tanto crueles titulada Liese, la pelirroja-: "convierte tu muro en un peldaño". ¡Al aire ese pelo de fuego, Isabel! ¡A por la alegría!


jueves, 14 de noviembre de 2013

Paz en el mundo y bonitos vestidos


Imagen procedente de
 http://www.flickr.com/photos/stamps-selos-franco-timbre-bollos/7685962758
Hoy sería el cumpleaños 106 de Astrid Lindgren (Småland, 1907-Estocolmo, 2002) . ¡Que viva Astrid! ¡Que viva Pippi y los niños de Bullerbyn! Adoro a Astrid Lindgren, ¿qué más puedo decir? En sus libros para niños y adolescentes se reveló como una mujer lista, libre, digna y nada cursi. Además, si es cierto que el deseo que formuló en su último cumpleaños fue “paz en el mundo y bonitos vestidos”, cabe pensar que mantuvo la lucidez hasta el final.

Astrid creció en una granja y parece ser que tuvo una infancia feliz (lo cual desmiente el tópico de que una niñez desgraciada es requisito del buen escritor). En su juventud, en cambio, la vida se le complicó un poco: fue madre soltera a los 18 años y las penurias económicas la obligaron a dejar por un tiempo a su hijo con una familia de acogida. Más adelante, casada y madre ya de dos niños, se dedicó a la escritura, labor que simultaneó durante décadas con su trabajo como editora de libros infantiles en Raben&Sjögren. Explico esto porque me parece admirable -e increíble- que sacara tiempo para todo: ocuparse de su familia, tener un trabajo y desarrollar una carrera creativa...¡ahí es nada, Astrid!.


Astrid Lindgren escribió cuentos que se publicaban en revistas, novelas y guiones para series de televisión y si alguien quiere empezar a seguirle la pista, aquí encontrará información detallada sobre su producción y abundante bibliografía.
Por mi parte, hoy voy a dejar hablar a otros que, como yo, también se han sentido tocados por la obra y el talento de esta mujer. Por ejemplo, en este enlace encontraréis una buena reseña de Los hermanos Corazón de León, un libro menos conocido en España que otros de la autora y que, sin embargo, me consta que deja un recuerdo imborrable en quienes lo han leído. Trata acerca de dos hermanos que, tras su fallecimiento, se encuentran en un lugar más allá de la muerte donde viven aventuras y se enfrentan a un gran tirano.
 
Y aquí hay un comentario sobre Los niños de Bullerbyn, una serie de libros que me encanta y me hizo mucha compañía cuando era niña (¡qué le vamos a hacer! Yo ya nací echando de menos los paraísos perdidos).

Otro ejemplo: este artículo de Tiina Meri contiene una interesante disertación sobre por qué Pippi Langstrump ha sido una figura de referencia para las mujeres en las últimas décadas y ha contribuido positivamente a la causa del feminismo.
Y, finalmente, en este texto, el autor, David Wiles, recuerda la faceta de Lindgren, la escritora sueca más traducida y más universalmente famosa de su país, como creadora de opinión y mujer comprometida con unos valores humanitarios y ecologistas.
En fin, ahora me voy a hacer otras cosas, para ser un poquito más como Astrid y mejorar mi nivel de eficiencia.
¡Paz en el mundo y bonitos vestidos para todos!

Nota: Las reproducciones de sellos sin leyenda proceden de http://es.123rf.com/ (archivo de imágenes libres de derechos).