"Pajaritas de papel" de Lucy Campbell |
Imagen procedente de http://www.neeerd.com/imagenes/albumes/a4950-charlie-brown |
Por supuesto, podríamos mencionar a la inefable Pippi Calzaslargas, pero hablarle de Pippi a una pelirroja de nuestra generación es como mentar al diablo, así que pasaremos de puntillas por este personaje. Y no creo que tampoco Teo, ese niño que va a la escuela y al zoo y se viste y se baña y tiene un perro y a quien de cada cosa que le pasa le escriben un libro, sea un ejemplo a la altura (porque Teo es pelirrojo, pero si fuera rubio, me da a mí que sería exactamente igual). Está Ron Weasley, el amigo del alma de Harry Potter a lo largo de toda la heptalogía, y su extensa familia de magos de pelo inflamado. Y también la misteriosa Little Red-Haired Girl de la está enamorado el bueno de Charlie Brown.
Ilustración de de Marie-Louise Gay de su personaje "Stella".
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En realidad, no es muy difícil encontrar personajes en la literatura infantil y juvenil con una melena de este color, porque es un rasgo distintivo que dota de carisma. Un ejemplo reciente, lo encontramos en Marisela y el pelirrojo (OQO Editora, 2011), un cuento de Geovanys García que subvierte los estereotipos de las narraciones de princesas y dragones (y que podéis regalarme, aunque no sea mi cumpleaños).
Sin embargo, hay dos personajes, uno actual y otro lejano en el tiempo, que son de ésos que te hacen plantearte seriamente correr a la peluquería más cercana y acabar con las existencias de tinte. Me refiero, por una parte, a la princesa Mérida de Brave -Pixar-Disney, 2012- y por otra a Anne of Green Gables -en español Ana, la de Tejas Verdes-, la creación de la escritora canadiense Lucy Maud Montgomery.
Ilustración de Gabriel Pacheco |
Sobre Brave solo diré esto: el guion es bueno. Tiene miga y no es un refrito de tópicos. En cuanto a humor y osadía, está a la altura de las producciones anteriores de Pixar y, por lo que respecta a la simbología y el contenido, no desmerece las películas clásicas de Disney (cuyo mensaje puede gustar o no, pero nadie podrá negar que dan para varios análisis sesudos).
Imagen procedente de http://www.turn-the-page.net/ |
Anne Shirley, por su parte, es un personaje encantador. Su autora
publicó el primero de los ocho libros que componen la saga en 1908,
pero a esta huérfana canadiense no le pesan en absoluto sus más de
100 años. La escritora Margaret Atwood afirma sentirse casi culpable de
reconocer su aprecio por esta obra “porque a mucha gente parece gustarle también" y es que es una lectura que atrapa, tengas la
edad que tengas. A mí, por ejemplo, siempre que releo algún pasaje, me sorprenden las referencias literarias que manejaba Montgomery y el poso de melancolía que impregna la historia, más allá de las divertidas peripecias que le ocurren a la protagonista.
Por último, quiero añadir que puede que ser pelirrojo no sea fácil ni lo haya sido nunca (véase: http://www.pelirrojos.org/cultura-popular-prejuicios-pelirrojos.php). La envidia es muy mala, ya se sabe, y por ser llamativo se paga siempre un peaje. Pero, como dijo Rilke - autor, por cierto, de una antología de cuentos un tanto crueles titulada Liese, la pelirroja-: "convierte tu muro en un peldaño". ¡Al aire ese pelo de fuego, Isabel!
¡A por la alegría!