Ilustración de Phoebe Walh Siete brujas formaron la ronda, siete brujas con zapatos rosa, siete brujas en escobas verdes, siete brujas con batas celestes. La bruja de la montaña, la bruja del cafetal, la bruja de la llanura, las dos brujas del volcán, una que vive en la selva y la que vino del mar. Siete brujas formaron la ronda en la noche cuajada de luces, siete brujas en escobas verdes, siete brujas en batas celestes. Gloria Cecilia Díaz, El árbol que arrulla y otros poemas para niños (Colombia, Conceptos gráficos, 1995) |
Ha terminado el verano;
empieza la parte del año que más me gusta. El otoño me parece algo así
como tener una despensa repleta de recuerdos en tarros y experiencias en conserva
y, a la vez, la nevera llena de posibilidades. Es un tiempo para
explorar sin sudar tanto, para proponerse retos y a ver qué pasa. A este respecto, y si os
está costando un poco asimilar el cambio, hay un cuento que puede
ayudar: No te vayas (Ed. Kókinos, 2009),
escrito por la excelente Gabriela Keselman e ilustrado por Gabriela Rubio. Y es que nunca viene mal recordar que finales y
principios se encadenan inevitablemete en la vida y no hay nada
(saludable) que podamos hacer para evitarlo.
Pero hoy de lo que quería
hablaros es del primer regalo del otoño: la luna llena de setiembre,
que en esta ocasión es especial porque es una superluna y se producirá un supereclipse. La verdad es que la especialista en estos temas es mi amiga
Vanesa Ravira, quien desde hace ya unos años desarrolla talleres
sobre las fases lunares, el ciclo menstrual y su equivalente en las
edades de la mujer - la doncella, la hechicera, la madre y la bruja o
mujer sabia-; sin embargo, espero no decir ninguna tontería si afirmo que
la de hoy es una supernoche para sacar las escobas y reunirnos las mujeres en
un círculo. Pasan cosas tan terribles por el mundo en estos días, las imágenes son tan crudas y la realidad todavía más, que cualquier oportunidad de recordar que somos seres humanos llenos de potencial para ser mejores bienvenida sea.
En los círculos de mujeres se habla, se canta, se baila, se ríe o se llora y, sobre todo, se comparte. Es un encuentro distinto en cada ocasión, en el que cada una aporta algo y, al final, todas nos vamos sintiéndonos reconocidas y más fuertes, hasta la próxima luna.
Lo ideal, claro, es que sea un círculo físico y tangible -preferiblemente en la naturaleza-; pero, si por causa de fuerza mayor, esto fuera imposible, supongo que un círculo virtual también servirá, siempre que las interesadas consigan centrarse y entregarse a la experiencia. Así que ésta es mi aportación a un hipótetico círculo virtual de mujeres que esta noche busquen por aquí una señal de nuestra hermandad femenina: un inspirado poema de Gloria Cecilia Díaz. una ilustración de Phoebe Walh (¡soy fan!) y una versión de Tonada de luna llena a cargo de Silvia Pérez Cruz, esa cantante extraordinaria. Y, por supuesto, mis mejores deseos para todas en este otoño recién estrenado.
En los círculos de mujeres se habla, se canta, se baila, se ríe o se llora y, sobre todo, se comparte. Es un encuentro distinto en cada ocasión, en el que cada una aporta algo y, al final, todas nos vamos sintiéndonos reconocidas y más fuertes, hasta la próxima luna.
Lo ideal, claro, es que sea un círculo físico y tangible -preferiblemente en la naturaleza-; pero, si por causa de fuerza mayor, esto fuera imposible, supongo que un círculo virtual también servirá, siempre que las interesadas consigan centrarse y entregarse a la experiencia. Así que ésta es mi aportación a un hipótetico círculo virtual de mujeres que esta noche busquen por aquí una señal de nuestra hermandad femenina: un inspirado poema de Gloria Cecilia Díaz. una ilustración de Phoebe Walh (¡soy fan!) y una versión de Tonada de luna llena a cargo de Silvia Pérez Cruz, esa cantante extraordinaria. Y, por supuesto, mis mejores deseos para todas en este otoño recién estrenado.
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