La mujer que protagoniza este vídeo,
seguramente, no es una cuentacuentos profesional, pero para mí su
forma de narrar es conmovedora. Cuando lo miro, veo cómo el cuento
va “hacia adentro”, hacia recuerdos y emociones antiguas -esas
cosas que a veces pasan con los cuentos- y me encanta. Y otra cosa
que no es que me encante -porque no puede ser-, pero me encantaría
es sacar ahora mismo los altavoces por la ventana de la cocina y
poner el volumen al máximo para que este cuento lo oyera mi vecina,
una señora que vive dos pisos más abajo y que en estos momentos
mantiene con su madre anciana una discusión de la todos nos estamos
enterando. Mi vecina llora y grita: “Todos. Todos menos yo.
¡Siempre!. Siempre todos menos yo”. No conozco los detalles
del conflicto, claro, pero sospecho que puede tener mucho que ver con
el de la pequeña Julieta.
Recomiendo, pues, Julieta estate quieta, escrito e ilustrado por la estupenda Rosemary Wells (existen diferentes ediciones en el mercado), para el niño de 4-5 años que todos llevamos dentro.
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