Hoy, nada más levantarme, he recibido una visita que me ha recordado este pequeño relato que leí hace un tiempo y que copio aquí abajo. La historia fue recogida por Sandra Araguás -autora, cuentacuentos e investigadora de la tradición oral-, en una aldea de Huesca, en el año 2000 (qué trabajo estupendo ése de ir por ahí recopilando cuentos tradicionales, ¡quién lo pillara!). La ilustración es una pintura de Anna Silivonchik, que es una artista con un universo creativo igualmente muy afín al folklore de su país, Rusia.
Espero que, si vosotros también habéis recibido hoy visita de tan ilustre viajero, os peinéis, os pongáis un delantal limpio y saquéis el porrón y unas pastas para agasajarlo.
Espero que, si vosotros también habéis recibido hoy visita de tan ilustre viajero, os peinéis, os pongáis un delantal limpio y saquéis el porrón y unas pastas para agasajarlo.
Ilustración de Anna Silivonchik extraída de http://www.picture-russia.ru/en/picture/24161
Había un hombre que se dedicaba a... con una maquina d'aquellas de cascar cáñamo. Y vivía en una casa que hasta últimos de febrero no llegaba el sol a la puerta de casa.
Y un día, cuando llegó a esas fechas, pues cuando estaba el sol que llegó a la puerta de casa, llamó a su mujer: - María, baja el porrón, qu'ha llegau un güespede. Y la señora se puso toda arreglada, bien peinada y con delantal limpio y todo, bajó el porrón y unas pastas, y llegó abajo: - ¿Dónde está el güespede? - Aquí lo tienes. Y era el sol. Extraído de http://sandraaraguas.blogspot.com.es/2014_02_01_archive.HTML |
PD: Si queréis saber más de ésta y otras historias similares, podéis encontrarlas en La sombra del olvido, una serie de libros editados por el Instituto de estudios altoaragoneses dentro del proyecto de Archivo de Tradición Oral de la Provincia de Huesca (que, por cierto, alberga grabaciones que son verdaderas joyas, para disfutarlas al sol y con los ojos cerrados).
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