Hoy, 13 de marzo, es el Día Mundial del Sueño, una jornada que pienso que se debería poder celebrar todos los años quedándonos en la cama hasta las 11. Otra cosa que se me ocurre es que cierto tipo de insomnio quizás mejoraría tratándonos a diario con el respeto debido, esto es, acostándonos a una hora razonable y leyendo en la cama un cuento con final feliz (soy de la opinión de que la magia de los cuentos opera a cualquier edad y creo que, si das con la historia adecuada, la campeona mundial de mantenerse despierta que hay en nosotros se tranquiliza bastante). Además, claro, nunca viene mal disponer de un talismán para adentrarnos en el reino de los sueños:
Ilustración de Budi Satria Kwan |
"Phil Lane, el chamán de los sioux de Lakota y psicólogo, nos cuenta una historia sobre un grupo de criminales convictos con los que estaba trabajando mediante la utilización de ceremonias tradicionales sagradas. Tal y como lo recuerdo, durante una ceremonia en la choza del sudor (Inipi), los prisioneros le oyeron rezar por su hijo de ocho años, que había estado padeciendo pesadillas desde que él y su esposa se habían separado. Cada uno de estos hombres sabía demasiado bien lo que significaba tener miedo durante la noche. A la semana siguiente le dieron a Phil un talismán protector para su hijo, un collar medicinal fabricado según el estilo de diseño navajo. Normalmente estaban tallados en turquesa y plata, éste en concreto estaba fabricado con conchas estriadas sin color donadas por los guardianes de los prisioneros. Cada hombre rezó sobre ella, imbuyéndola con su propio voto personal para que protegiera al pequeño hijo de su jefe espiritual durante las horas de sueño, y allí pudiera aprender a ser un hombre fuerte y amoroso. El chiquillo lo colgó en su cama y sus pesadillas cesaron. Así de fácil. En su imaginación tenía a los hombres más rudos protegiéndole contra los demonios de la noche. (...)". (Kathryn L. Robin, La limpieza espiritual del hogar, Ediciones Obelisco, 2003, pág. 185-186).
Ilustración de Angela Barrett para Snow white de Josephine Poole (1993) |
Pero debemos hacerlo nosotras mismas, sin "ayudas" ni interferencias. A Gerda, la protagonista de La Reina de las Nieves, el cuento de Hans Christian Andersen, la peina una hechicera y sus cabellos se ensortijan. Está guapa, pero está confusa y casi se olvida de su objetivo. A Blancanieves, en versiones antiguas del cuento, la madrastra le regala un peine envenenado que intoxica su melena hasta dejar a la muchacha "como muerta". El sueño reparador es el que llega cuando escuchamos nuestra verdad y nos mantenemos fieles a nuestro propósito. Al menos, eso es lo que nos dicen los cuentos.
Ilustración de Jimmy Liao para La campeona mundial de mantenerse despierta |
No hay comentarios:
Publicar un comentario