Zapato-escultura de Gwen Murphy |
Hace bastantes años asistí a un ciclo
de conferencias sobre Surrealismo y Generación del 27. Nos hablaron
de muchas facetas diferentes del movimiento y supongo que esto que
voy a contar sólo ocupó unos pocos minutos del tiempo total de
explicaciones. De hecho, Dalí no pertenece a la generación de
poetas del 27, aunque fue su coetáneo y era inevitable hablar de él
si se menciona a García Lorca. Total, que, no sé cómo ni por qué
razón, de todo lo que nos contaron esos días sólo me acuerdo de
esto: que a Dalí los zapatos solos, vacíos, le recordaban la muerte
- la presencia de una ausencia-, una consideración que, más
adelante, utilizaría en algunas de sus obras.
Desde entonces, ni que decir tiene, me
dan un poco de mal rollo los zapatos -especialmente si me los
encuentro fuera de su “habitat”, junto a un contenedor de basura,
por ejemplo-. Pero también me emocionan de una manera como antes no
me ocurría, porque todo lo que habla de la muerte (restos óseos
incluidos) habla también de la vida que una vez hubo y de la que
formamos parte ahora en un devenir continuo.
Cuento esto porque en julio del 2012
tuve oportunidad de participar en el primer curso de “Cuentos, metáforas y guion de vida” impartido por Jordi Amenós en el
Institut Gestalt de Barcelona y fueron cinco días intensos y
bonitos, llenos de descubrimientos, en los que mis compañeros y yo
pudimos explorar nuestro propio cuarto trastero de las
metáforas. Para un día especial como el de hoy, os invito a
realizar un pequeño ejercicio de creación de metáforas que
aprendimos entonces. Se trata simplemente de formular oraciones como
las que siguen, preferiblemente en parejas (de manera que uno de los
miembros proponga al otro el sujeto de la comparación de forma
sorpresiva):
- Para mí la muerte/la vida/ mi vecino/ mi abuelo/ mi trabajo ES COMO...
- Y eso SIGNIFICA para mí...
- Y eso ME HACE SENTIR... (aquí, las respuestas “bien/mal/fatal/regular” están vetadas. Hay que dar con un adjetivo preciso).
PD: "El hombre ama, y ama lo que desaparece". W. B. YEATS.
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