MELCHOR, GASPAR Y BALTASAR
Oriente-Así-En-General
Queridos Reyes Magos:
Os escribo un poco tarde. Lo sé y me
disculpo. Ocurre que en mi casa siempre fuimos republicanos y,
además, no sabemos lo que es la mirra, así que nunca nos acordamos
de vosotros hasta que vemos el gentío en la calle y las jugueterías
abiertas a las once de la noche. Pero conste que a mí, como a
Juanjo Saez -véase El arte. Conversaciones imaginarias con mi madre (Mondadori,
2006), capítulo 18-, el Día de Reyes me parece un happenning
interesante y pongo los zapatos
en el balcón por si acaso.
Ilustración de Miguel Ángel Cuesta |
Lo
único malo que yo le veo a este día es que algunas personas,
llevadas por el entusiasmo, compran en grandes superficies cosas feas
a pilas que atrofian la imaginación del más pintado. El capitalismo
full time es lo que
tiene, que se apropia de las tradiciones y nos llena la casa de
trastos (de las desigualdades sociales hoy no hablamos).
En fin. Antes de
que se me vaya el santo al cielo y vosotros volváis a Oriente
-espero que a un sitio agradable de Oriente-, os diré que he sido
bastante buena este año -este año no, el pasado-, aunque en abril
experimenté algunos estallidos de rabia, en agosto protagonicé un
episodio vergonzoso y a finales de octubre se me olvidó pagar la
cuenta en un bar. En cualquier caso, poca cosa. Por ello quería
pediros estos regalos:
- Aprender a contar cuentos con voz de ensueño, tal que así.
- Ser aguda, graciosa y decidida como las protagonistas de Noche de Reyes de William Shakespeare.
- Que a ningún niño le entren ganas de hacer pis por la noche sin tener a mano este libro.
- Que -como pasa en El rey Gaspar de Gabriel Janer Manila (1ªedición en Ed. La Galera, 1975)- los reyes Gaspar de este mundo encuentren un final feliz (y, si se puede, que yo lea más relatos como ése, tan bonitos y bien escritos, aunque sean del año catapún).
- Tener trabajo y explicarles a mis alumnos que Rubén Darío también os dedicó un poema.
- Tener salud, estar contenta, estar agradecida y vivir un amor entregado como el de Delia y Jim en El regalo de los Reyes Magos (aunque O. Henry tuviera una vida desgraciada nos legó grandes pequeñas historias).
Y nada más. Bueno, sí, claro, que ganen los buenos y no sólo en el fútbol.
Buen viaje, dejad descansar a los camellos.
Besos XXX
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