viernes, 27 de marzo de 2015

Vísteme despacio...


" A menudo, TRABAJAR MENOS significa trabajar mejor.
Pero más allá del gran debate sobre la productividad
se encuentra la pregunta probablemente más importante de todas:
¿PARA QUÉ ES LA VIDA?"
Carl Honoré, autor de Elogio de la lentitud (Ed. RBA, 2005)

Ilustración de  Francesca Buchko
Soy perfeccionista y ése es un rasgo de carácter que nunca se sabe si es defecto o virtud. Lo que sí puedo decir es que es algo que me da tantas satisfacciones como disgustos. Me siento bien cuando estoy al 100% en lo que hago; pero eso apenas sucede porque, para llevar a cabo una tarea a la altura de mis expectativas, necesito concentrarme y un tiempo del que casi nunca dispongo. Al menos durante el curso escolar, la sensación que me acompaña permanentemente es la de que las horas se me escapan y estoy demasiado cansada para terminar lo que empecé. De hecho, creo que, desde niña,  me he considerado una tortuga en un mundo de liebres; un oso perezoso entre guepardos. Y ahora que soy profesora y me veo muchas veces espoleando a mis alumnos a ser más rápidos -"porque no tenemos tiempo", "porque vamos con retraso"- es todavía peor: me siento disfrazada, una impostora. Voy por ahí todo el día, corriendo de un lado para otro y quejándome de lo lentos que son los demás, cuando, lo que de veras me gustaría es...no hacer tantas cosas sin ganas y con estos agobios; sino con toda la atención y el cuidado, con toda mi alma de tortuga y mis maneras de oso perezoso.
Aquí os dejo un video que ilustra bien esto de lo que os hablo, porque, como dijo el vago de Mark Twain: "Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado".

  

PD:  ¡Ah! Y sobre la pregunta del principio, ¿para qué es la vida?, se me vienen a la memoria estos versos:
Tu tarea
es llevar la vida en alto,
jugar con ella, lanzarla
como una voz a las nubes,
a que recoja las luces
que se nos marcharon ya.
Ese es tu sino: vivirte.
No hagas nada.
Tu obra eres tú, nada más.



sábado, 21 de marzo de 2015

Todo así, tan simple

                                                                                        
Collage de Robert Alan

Primavera

Abrí el balcón y vi la maravilla:
estaba ahí la primavera.
¿Cómo pudo ser todo así, tan simple?
Algo raro ocurrió.
El balcón de una casa
cualquiera, en una calle
de una ciudad cualquiera.
Abrí y miré. Eso tan sólo hice.
Y sucedió el prodigio.
Qué cosa tan extraña.
Mi casa era un palacio.
Yo era el rey de la vida.
El balcón daba a marzo,
a un día de jilgueros.


jueves, 19 de marzo de 2015

Niña con padre al fondo


"(...) No se trata ya de jugar ‘en lugar del niño’, relegándolo al humillante papel de espectador. Se trata de ponerse a su servicio. Es él quien manda. Se juega ‘con él’, ‘para él’, para estimular su capacidad inventiva, para proporcionarle nuevos instrumentos que pueda usar cuando juegue solo, para enseñarle a jugar. Y mientras se juega, se habla. Se aprende a hablarle a las piezas del juego, a darles nombres y papeles, a transformar un error en una invención, un gesto en una historia (...); pero también —como hace el niño— se trata de confiar a las piezas mensajes secretos, para que sean éstas las que digan al niño que se le quiere, que puede contar con nosotros, que nuestra fuerza es suya."

viernes, 13 de marzo de 2015

Atrapasueños

Hoy, 13 de marzo, es el Día Mundial del Sueño, una jornada que pienso que se debería poder celebrar todos los años quedándonos en la cama hasta las 11. Otra cosa que se me ocurre es que cierto tipo de insomnio quizás mejoraría tratándonos a diario con el respeto debido, esto es, acostándonos a una hora razonable y leyendo en la cama un cuento con final feliz (soy de la opinión de que la magia de los cuentos opera a cualquier edad y creo que, si das con la historia adecuada, la campeona mundial de mantenerse despierta que hay en nosotros se tranquiliza bastante). Además, claro, nunca viene mal disponer de un talismán para adentrarnos en el reino de los sueños: 

Ilustración de Budi Satria Kwan
"Phil Lane, el chamán de los sioux de Lakota y psicólogo, nos cuenta una historia sobre un grupo de criminales convictos con los que estaba trabajando mediante la utilización de ceremonias tradicionales sagradas. Tal y como lo recuerdo, durante una ceremonia en la choza del sudor (Inipi), los prisioneros le oyeron rezar por su hijo de ocho años, que había estado padeciendo pesadillas desde que él y su esposa se habían separado. Cada uno de estos hombres sabía demasiado bien lo que significaba tener miedo durante la noche. A la semana siguiente le dieron a Phil un talismán protector para su hijo, un collar medicinal fabricado según el estilo de diseño navajo. Normalmente estaban tallados en turquesa y plata, éste en concreto estaba fabricado con conchas estriadas sin color donadas por los guardianes de los prisioneros. Cada hombre rezó sobre ella, imbuyéndola con su propio voto personal para que protegiera al pequeño hijo de su jefe espiritual durante las horas de sueño, y allí pudiera aprender a ser un hombre fuerte y amoroso. El chiquillo lo colgó en su cama y sus pesadillas cesaron. Así de fácil. En su imaginación tenía a los hombres más rudos protegiéndole contra los demonios de la noche. (...)".  (Kathryn L. Robin, La limpieza espiritual del hogar, Ediciones Obelisco, 2003, pág. 185-186).

Ilustración de Angela Barrett para Snow white de Josephine Poole (1993)
Otro truquillo que podéis usar si no disponéis de vuestro propio grupo de amigos fuera de la ley y con conocimientos de chamanismo, es hacer algo que hacen muchas protagonistas de los cuentos tradicionales: peinarse antes de ir a la cama. El simbolismo de desenradarse el pelo es evidente: con un peine de púas, quietud y perseverancia, nos desenredamos las ideas, ésas que nos atormentan hasta el punto de no dejarnos descansar. Siete u ocho minutos de cepillado diario pueden significar una gran diferencia. Eso no es vanidad, es meditación.
Pero debemos hacerlo nosotras mismas, sin "ayudas" ni interferencias. A Gerda, la protagonista de La Reina de las Nieves, el cuento de Hans Christian Andersen, la peina una hechicera y sus cabellos se ensortijan. Está guapa, pero está confusa y casi se olvida de su objetivo. A Blancanieves, en versiones antiguas del cuento, la madrastra le regala un peine envenenado que intoxica su melena hasta dejar a la muchacha "como muerta".  El sueño reparador es el que llega cuando escuchamos nuestra verdad y nos mantenemos fieles a nuestro propósito.  Al menos, eso es lo que nos dicen los cuentos.

Ilustración de Jimmy Liao  para
La campeona mundial de mantenerse despierta 
Además, La campeona mundial de mantenerse despierta (Barbara Fiore Editora, 2011) que menciono más arriba -un álbum encantador para niños de entre 5 y 8 años, ilustrado por Jimmy Liao y escrito por Sean Taylor- , nos proporciona otra clave interesante para quienes albergan un insomne irredento en su interior: a veces no nos dormimos porque la noche es un momento precioso para entregarnos a la imaginación. Queremos y necesitamos ese espacio de libertad  que se nos hurta durante el día,  ¿por qué no permitírnoslo de vez en cuando?.  Es verdad que a la mañana siguiente estaremos cansados, pero tal vez la satisfacción de habernos dado permiso para hacer algo poco corriente nos compense.

domingo, 8 de marzo de 2015

No caminas sola

 

 Postal vintage para conmemorar el Día Internacional de la Mujer  (1977, USSR ).


Andar por el camino sagrado


No hay camino que no haya sido ya
andado por las mujeres que vivieron 
antes. No caminas sola. 

Deméter, Perséfone, Atenea, Penélope,
Diana, Débora, Cecilia. Todas ellas han
estado aquí antes que tú. 
No caminas sola. 

Sus viajes, sus vidas, sus historias
permanecen para guiar tu camino. 
Escucha a las mujeres que han caminado
antes que tú. No te perderás. 


 Ed. Gaia, 1995, pág. 85.