domingo, 2 de octubre de 2016

Es lo que pasa

, "Flight"

 

A VECES, EN OCTUBRE, ES LO QUE PASA...

Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;
cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;

entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:

esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.

No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.

Ángel González

 

viernes, 2 de septiembre de 2016

Una historia verdadera

En un día como hoy, de finales de verano, pasó -o podría haber pasado- algo que vale la pena recordar. Claro que existen versiones que difieren incluso en lo más importante; en una de ellas se afirma, por ejemplo, que las mujeres preferimos las joyas a cualquier otra cosa. Pero son habladurías a las que no hay que hacer ni caso. La historia verdadera es como sigue:

Anna Silivonchik,"Black Queen,White King" 2005.


Sir Gawain y la Dama Ragnell
Un día de finales de verano, Gawain, el sobrino del rey Arturo, estaba con su tío y los caballeros de la corte en Carlisle. El rey volvió tan pálido y alterado de su cacería diaria que Gawain le siguió a sus aposentos y le preguntó qué le sucedía.
Durante su cacería, Arturo se había visto acosado por un temible caballero del norte llamado Sir Gromer, que buscaba vengarse por la pérdida de sus tierras. Perdonó a Arturo, dándole la oportunidad de salvar su vida, con la condición de acudir desarmando un año después al mismo lugar, con la respuesta a la siguiente pregunta: “¿Qué es lo que las mujeres desean por encima de todo?”. Si hallaba la respuesta correcta a esta pregunta, salvaría la vida.
Gawain aseguró a Arturo que juntos podrían hallar la respuesta correcta a la pregunta y, durante los doce meses siguientes fueron recogiendo respuestas de uno al otro confín del reino. A medida que se acercaba el día, Arturo temía que ninguna de las respuestas resultara ser cierta.
 Unos días antes de su cita con sir Gromer, Arturo salió a cabalgar solo por el dorado tojo y el morado brezo hasta un bosque de grandes robles. De pronto ante sus ojos, estaba una mujer enorme y grotesca. Era casi tan ancha como alta, su piel estaba llena de manchas verdes y su cabeza estaba cubierta por un cabello como de púas de algas. Su rostro parecía más animal que humano. Se llamaba Lady Ragnell.
La mujer dijo a Arturo que sabía que iba a encontrarse con su hermanastro, Sir Gromer, sin tener todavía la respuesta correcta para su pregunta. También le dijo que ella la conocía y que se la diría si el caballero Gawain accedía a casarse con ella. Arturo se aterró y exclamó que eso era imposible, que no le daría a su sobrino.
“No te pedí que me dieras al caballero Gawain – le espetó – Si él accede por su propia voluntad a casarse conmigo, entonces te daré la respuesta a la pregunta. Esa es mi condición”.
Le dijo que le encontraría al día siguiente en el mismo lugar y desapareció en el robledal. Arturo quedó anonadado, porque no podía considerar siquiera la posibilidad de pedirle a su sobrino que entregara su propia vida en matrimonio con esa horrible mujer, para salvar la suya.
Gawain salió cabalgando del palacio para encontrarse con el rey y cuando vio su aspecto pálido y angustiado, le preguntó qué le había sucedido. Al principio, Arturo se negó a decírselo, pero cuando al fin le confesó los términos de la propuesta de Lady Ragnell, Gawain se alegró sobremanera de poder salvar la vida de su tío. Cuando Arturo le suplicó que no se sacrificara por él, Gawain respondió: “Esa decisión es sólo mía. Volveré contigo mañana y accederé a la boda, con la condición de que la respuesta que te dé sea la correcta para salvarte la vida”.
Arturo y Gawain se encontraron al día siguiente con Lady Ragnell y accedieron a su propuesta. Al día siguiente, Arturo cabalgó solo y desarmado, para encontrarse con Sir Gromer. Arturo probó primero todas sus demás respuestas y, cuando ya sir Gromer alzaba la espada para cortarle en dos, Arturo añadió: “Tengo una respuesta más. Lo que la mujer desea por encima de todo es el derecho a su soberanía, el derecho a ejercer su propia voluntad”. Sir Gromer montó en cólera, adivinando que Arturo había averiguado la respuesta correcta de labios de su hermanastra. La maldijo y desapareció en la espesura.
Gawain fue fiel a su promesa y se casó con Lady Ragnell ese mismo día. Después del banquete, al que asistieron en horrorizado silencio todos los nobles y damas de palacio, la pareja se retiró a sus aposentos. Lady Ragnell pidió a Gawian que la besará. Él lo hizo al instante. Cuando se retiró, ante sus ojos había una joven de bella silueta con ojos grises y un rostro sereno y sonriente.
Gawain se asombró y se asustó de su magia y, preguntó qué había sucedido para producir tan espectacular cambio. Ella le contó que su hermano la había odiado siempre y le había dicho a su madre que la transformara en una criatura monstruosa que sólo podría desencantarse cuando el caballero mayor de toda Inglaterra la tomará voluntariamente por esposa. Gawain le preguntó por qué Sir Gromer la odiaba tanto. “Me juzgaba atrevida y poco femenina porque le desafié. Me negué a obedecer sus órdenes, tanto respecto a mis tierras como a mi persona”. Gawain le sonrió lleno de admiración y se maravilló, de que el embrujo hubiera sido roto. “Sólo en parte – respondió ella – tienes que elegir, cómo seré  ¿Prefieres que tenga esta mi forma real por la noche y mi otra forma horrible durante el día? O ¿deseas que tenga mi forma grotesca por la noche, en nuestro dormitorio y, mi forma real en el palacio durante el día? Piénsalo bien antes de decidir".
Gawain lo pensó un momento y se postró ante ella, cogió su mano y le dijo que era una decisión que él no podía tomar porque, dependía de ella y sólo ella podía tomarla. Le dijo que apoyaría gustoso lo que ella eligiera. Ragnell irradiaba alegría. “Has respondido bien, queridísimo Gawain, pues tu respuesta ha roto por completo el maleficio de Gromner. ¡La última condición que puso ha sido cumplida! Pues dijo que si, tras casarme, mi esposo me concedía libremente el derecho de elegir el poder de ejercer mi propia libertad, el maleficio quedaría roto para siempre”.
Extraído de Maureen MURDOCK, Ser mujer, un viaje heróico, Gaia Ediciones, 2010 (págs. 202-204).


viernes, 24 de junio de 2016

Si te dicen que caí

Hace unos meses anuncié que había dejado de fumar. Me duró unas semanas el intento, hasta que un contratiempo me sacó de mis casillas (eran unas casillas pequeñitas) y caí de nuevo en las garras de los vendedores de humo. Luego, hace ahora 27 días, decidí no irme más a por tabaco, no abandonarme más a mí misma y a ver qué tal (por cierto, esto es algo que todos los fumadores deberían saber: se pueden hacer tantos intentos como se quiera, no es como un concurso de la tele. De hecho es al revés: sólo quedas eliminado si no lo intentas). 


La verdad es que no es fácil. Tampoco dificilísimo. Se parece mucho a subir una montaña avanzando por una arista. A cada paso, puede que te caigas; pero también puede que no pase nada y, de ser así, cada vez estás más arriba y la vista es más bonita, los pulmones se ensanchan, los músculos se fortalecen. Sólo que no puedes pararte. Y a veces es agotador y a veces te despeñarías tú sola para no tener que soportarlo. Pero se pasa.
Claro que, a medida que trascurren los días y la fuerza del hábito va remitiendo, lo peor ya no es estar triste y de mal humor; lo peor es no puedes hacer nada productivo con esos sentimientos. Escribir, por ejemplo, el cielo está estrellado y tiritan, azules, los astros a lo lejos....me parece ahora mismo una proeza sólo al alcance de un fumador de puros empedernido. Todo lo que implique un mínimo de concentración y de situarme en las acostumbradas rutinas de escritura es $%&/*Ç!!! ¡Un paso de montaña muy difícil!

En uno de esos foros de internet que ahora visito para reafirmarme en mi decisión, leí un artículo ya antiguo en el  que Juan Marsé contaba que le costó mucho ponerse a escribir tras dejar de fumar. Pasaron tres meses, un ciclo estacional completo, antes de que fuera capaz de trabajar de nuevo. De sus palabras deduzco que fue perseverante y se permitió a sí mismo esperar. La mayoría no nos lo consentimos y recaemos en el vicio porque sentirnos tan poco inspirados y ocurrentes nos resulta muy duro. Y eso a pesar de que no somos Marsé y de que si no escribimos no hay un Pijoaparte que nos eche en falta. Pero incluso un talento pequeñito, si no se ejercita, causa un malestar grande. Un vacío. 


Y esto me remite a uno de los libros que me compré poco antes de acometer mi segundo intento de subir el Everest. Se titula Vacío, precisamente, y es de la omnipresente Anna Llenas (conste que no me molesta ver su obra en todas partes, al contrario; pero me temo que no entiendo por qué unos autores buenos tienen mayor predicamento que otros aproximadamente igual de buenos. Si hay un editor en la sala que me lo explique). 

Vacío (Barbara Fiore Editora, 2015) describe lo que puede ocurrir cuándo tu mundo se derrumba; cuando alguien o algo se va o se muere sin que tú estés preparado para ello. En esa tesitura, puede que trates de llenar el vacío con ilusiones y espejismos de cualquier índole. Vivimos en una sociedad que nos provee abundantemente de productos, substancias, metas y modelos con los tapar lo que sentimos y vivir distraidos. Pero, con un poco de suerte disfrazada de crisis, puede que un día nos desplomemos, hartos de todo, y, como hace la protagonista de este cuento, empecemos a buscar la felicidad por donde se debe. Lo cierto es que hay miles de cosas que nos entretienen y muchas de ellas, además, nos esclavizan en mayor o menor medida. Cuando leí el libro por primera vez fue como si alguien me dijera: el truco está en sentirse libre y que, además, sea verdad. 

Así que recomiendo la obra de Anna Llenas para grandes y chicos. Para fumadores pasados, presentes y futuros (¡no lo hagáis, chavales!), para comedores compulsivos y personas desquiciadas en general. Si alguna vez te has sentido como un donut con patas, éste es tu libro. 

Y nada más. Me voy con mi mono a otra parte. Estoy tan feliz ahora mismo de haber podido escribir todo esto.... En realidad, si no me asomo mucho por aquí es que todo va bien y sigo escalando. 


PD: Todas las ilustraciones de Vacío están tomadas de la web de Anna Llenas, donde podéis encontrar también una sección muy interesante de recursos gratuitos para trabajar el libro (descargables en PDF),  para crear a partir de él y profundizar en el significado.

viernes, 13 de mayo de 2016

Un país de cuento

Pintura de Eva Armisén

Hace ahora más o menos un año, estaba yo trabajando en un instituto en el que tuve la oportunidad de hacer algo que los profesores interinos no solemos poder hacer: fui de acompañante en el viaje de estudios de mis alumnos de 3º de ESO. Viajamos a un refugio en las montañas de Huesca, no muy lejos de Aínsa, un sitio que se llama Bujaruelo y que os recomiendo fervorosamente. Allí pasamos seis días  haciendo excursiones, escalada, rafting, arborismo y rutas guiadas por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Volví a casa pensando en cómo podía apañármelas para regresar ahí cuanto antes. Es un lugar precioso, verde, lleno de misterio y vitalidad. ¡Quería quedarme en el Pirineo un mes entero!. 
Entonces uno de mis compañeros de trabajo me regaló un libro titulado Pirineo, un país de cuento (Editorial Pirineum, 2003) que había comprado en Jaca. Gracias a eso, en cierto modo, durante treinta días - porque el libro reúne treinta historias; una por cada día del mes, si te organizas-, volví a las montañas, a las calles empedradas de los pueblos y a la sensación de aventura, aunque sólo fuera por un rato diario antes de dormirme.
Y hace unos días, releí algunas partes del libro. Entre sus autores (es una antología) figuran escritores profesionales y  también periodistas, maestros de escuela, antropólogos y apasionados del paisaje y el paisanaje de los Pirineos; personas que dedican su vida - o al menos una parte importante de ella- a la narración tradicional y al folklore de su tierra. Así pude respirar de nuevo (y ya van dos veces) el aire de los bosques de hayas donde vive el arrendajo, el cielo abierto y los prados de alta montaña donde nos cansamos de ver marmotas y caminamos sobre la nieve. Cuando no tienes mucho tiempo ni dinero, un cuento es siempre la mejor opción de viaje.
Y otra cosa que me pasó mientras leía de nuevo esas páginas es que me acordé de la cuentacuentos Sandra Araguás, que es también de Huesca, y de la entrevista que le hicieron en febrero de este año los alumnos del CEIP Foro Romano (adjunto el video aquí abajo). Sus respuestas informan de muchas cosas pero, para mí, tal vez la más importante sea la explicación de cómo encuentra ideas para sus narraciones. Según Sandra, algunas de ellas son "regalos" que le hacen a cambio de que  siga contando a los niños esas historias que vienen del pasado (Araguás es compiladora, además de creadora). Yo a eso lo considero un buen trato. Que circulen los cuentos, que no se detengan, que, de una manera u otra, pasen de una generación a la siguiente.
Edvard Munch, el pintor expresionista, decía que la naturaleza no es sólo lo que vemos, sino que "muestra también las imágenes interiores del espíritu, las imágenes que se hallan atrás de la vista". Esa clase de naturaleza que emana y se percibe desde el interior es algo que podemos hallar en los cuentos de raíz; los que nos llegan desde ni se sabe cuándo, con su esencia intacta, aunque pulida y adornada por sutiles variaciones que han ido introduciendo a lo largo de los siglos los narradores que han mantenido vivo ese legado. Por esto, los relatos ligados a una tierra son también paisaje, gente y memoria. Un mapa del país y, en concreto, de esa región que no podemos ver (sólo) con los ojos.  


viernes, 6 de mayo de 2016

La gran aventura

Pintura de Daría Petrilli 

Alabanza de los sueños

En mis sueños
pinto como Vermeer van Delft.

Hablo fluidamente griego
y no sólo con los vivos.

Conduzco un auto
que me obedece.

Tengo talento,
escribo poemas largos, grandiosos.

Escucho voces
no menos que los grandes santos.

Se sorprenderían
de mi virtuosismo en el piano.

Floto en el aire como se debe,
es decir, por mí misma.

Si caigo del techo
puedo aterrizar suavemente en el verde césped.

No me es difícil
respirar bajo el agua.

No me puedo quejar :
he logrado descubrir la Atlántida.

Me complace que justo antes de morir
siempre me las arreglo para despertar.

Inmediatamente tras el estallido de la guerra
me vuelvo a mi lado favorito.

Soy, mas no necesito ser,
hija de mi tiempo.

Hace unos pocos años
vi dos soles.

Y antes de ayer un pingüino,
con toda claridad.

Wisława SZYMBORSKA 

(de  Si acaso -Wszelki wypadek-, 1975)

 



sábado, 30 de abril de 2016

Quien bien te quiere te hará bailar

Ayer, 29 de abril, fue el Día Internacional de la Danza. Estaba tan cansada que no lo pude celebrar ni bailando en sueños, así que, para compensar, hoy le estoy dando al tema entre una colada y otra, mientras limpio la bañera, barro el suelo y friego los cacharros. Desde fuera parezco una loca, claro. Desde dentro, no. Desde dentro, bailar es lo más cuerdo que uno puede hacer en estos tiempos. Entre una canción y la siguiente, aquí os dejo algunas ilustraciones danzarinas que me gustan mucho. Ojalá os inspiren, os animen a soltaros y a dejaros llevar por el ritmo.  Porque puede que no lo hagamos "bien" y puede parecer ridículo y tal vez demos risa, pero os prometo que vale la pena.

Ilustración de Marta Altés

Ilustración de Inge Löök


"Limpieza a buen ritmo" de Isabel Hojas
Ilustración de Phoebe Wahl

sábado, 16 de abril de 2016

Reptilianos

Ilustración de Mr. Wonderful
Se acerca Sant Jordi y, por estos lares, pronto empezaremos a ver representaciones del dragón, la princesa y el mismísimo San Jorge aliados en su campaña por hacernos comprar libros y rosas. Y, como cada año, apuesto a que muchas de estas imágenes no serán fieles a la leyenda original, sino que mostrarán variantes en las que la chica acaba prefiriendo al dragón como compañero y ambos viven un idilio envueltos en flores y poesía; mientras el caballero, entendido como emblema de valores anticuados, se queda compuesto y sin novia. Algo así:

Ilustración extraída del blog de XuxuLanstrum (autor desconocido)
Respecto a esto -y aunque he elegido ilustraciones que, de hecho, me gustan y me parecen graciosas (como la de la estupenda Anna Llenas)-, me gustaría compartir algunas ideas sobre los dragones, tal y como esta figura se aborda  en la Cuentoterapia. Más que nada porque hay características inherentes al simbolismo del dragón en Occidente (en Oriente es otra cosa) que se manifiestan en nuestra sociedad de una forma muy dañina para todos. Si pensamos que hay verdad en los cuentos (y  yo lo pienso), no podemos ignorar las advertencias que se nos hacen en esas historias sobre los dragones.


Ilustración de Anna Llenas
Es curioso, pero casi se diría que existe una voluntad explícita de tergiversar la iconografía del dragón y hacernos creer que, en realidad, se trata de una criatura incomprendida; algo así como el monstruo de Frankenstein o el jorobado de Notre Dame, que son antihéroes románticos que sufren la soledad que les impone una sociedad estrecha de miras que primero les teme y después les margina.
Pero en la cuentística tradicional (y también en obras contemporáneas fieles a ella como El Hobbit de JRR Tolkien o Un mago de Terramar de Ursula K. Le Guin), el dragón no tiene nada que ver con eso. Los dragones no son animales inocentes, ni enemigos "honorables" a los que se  les puede conceder el beneficio de la duda. Por contra, son seres insaciables que arrasan aldeas y acumulan tesoros, que desean poder y lo logran a través de infundir miedo. A un dragón no se le puede domesticar, ni se le puede domar como si fuera un caballo (aunque Cómo entrenar a tu dragón es una película que os recomiendo si estáis adiestrando a una mascota o tratando con un fantasma personal que necesita atención para dejar de causar estragos).

Fotograma de How to Train Your Dragon (Cómo entrenar a tu dragón),  DreamWorks Animation, 2010

Los dragones tienen aspecto de reptil y lo que a mí me han enseñado es que ese aspecto es coherente con lo que representan:  la parte primaria de nuestra mente que ha venido llamándose "cerebro reptiliano". El cerebro reptiliano es  el lugar donde se originan los instintos más básicos, los que tienen como finalidad la propia supervivencia, sin ninguna elaboración ni componente racional o sentimental. Comer, dormir, aparearse, huir o atacar. Lo que el cerebro reptiliano sabe viene de serie, no es aprendido. Y, sin duda, es muy útil, imprescindible; pero un ser humano es también inteligencia, raciocinio, emociones, sentimientos y todas esas informaciones y habilidades que vamos incorporando a medida que creamos vínculos con nuestros semejantes y adquirimos experiencias. El dragón de los cuentos tradicionales no siente empatía, no siente piedad; es astuto y rapta a las doncellas ( véase aquí para leer acerca del arquetipo de la doncella).

Ilustración de Rocío Bonilla para Sant Jordi a la cova del drac, Ed. Baula, 2014.

Claro que siempre podemos justificar la conducta de un dragón alegando que, al fin y al cabo, "lo han dibujado así". O podemos pensar que no es para tanto y  que, con paciencia y cariño, seguro que conseguiríamos que tuviera un comportamiento aceptable. Pero ésa no la clase de soluciones que nos proponen los cuentos populares y las leyendas. En ellos lo que se nos explica  es que, ante un dragón, no queda más remedio que usar la espada y cortar por lo sano. 

Veamos un ejemplo tomado de la realidad que tal vez permita entenderlo mejor. Pensad en alguna de  esas empresas multinacionales que tienen su sede en Estados Unidos o Europa (la cueva donde el dragón acumula sus riquezas), pero ha instalado sus fábricas en países donde, en connivencia con las autoridades locales, puede imponer a los empleados -muchos de ellos menores (doncella)- unas condiciones laborales auténticamente "draconianas" (que comprenden medidas tales como horarios extenuantes, sueldos de miseria o, incluso, despedir a las mujeres durante la menstruación para que no pierdan tiempo yendo al baño). Estas empresas actúan exactamente como un dragón de cuento: arrasan la aldea, queman bosques, envenenan el agua, van dejando un reguero de destrucción por donde pasan. Son voraces, no cooperan ni negocian sino que encadenan y esclavizan. Su capacidad para causar destrozos -en lo personal y en lo social- es enorme. En esa situación, definitivamente, lo que hace falta no son buenas palabras ni comprensión con esos empresarios que, en el fondo, son buenas personas y adoran a sus hijos. Lo que hace falta es un caballero que deshaga entuertos y no permitir de ninguna manera que el bicho se vaya de rositas.

Ilustración de Daniela Violi
Por otra parte, un caballero no es, en su sentido arquetípico, una figura patriarcal que salva damiselas para obtener prestigio y posicionarse como macho alfa dentro de su comunidad.  Un caballero es alguien que personifica unos valores que incluyen la defensa de los más débiles y el rescate de las cualidades del ánima (según Carl Jung, el ánima es el aspecto femenino presente en el insconciente colectivo, algo que tanto hombres como mujeres debemos encarnar y desarrollar para ser individuos plenos, realizados). Un caballero de nuestros días no tiene porqué ser un tipo cachas armado hasta los dientes; de hecho, es posible que -siendo hombre, mujer o, incluso, niño o niña- se parezca bastante a don Quijote, ese noble defensor de las causas perdidas. Un@ abogad@ de derechos humanos o es@ alumn@ que se atreve a denunciar un caso de bulling contra un compañero serían, en ese sentido, caballeros, pues demuestran valentía, lealtad y compromiso con la justicia.

Ilustración de Joan Turú
Hay muchas más cosas que quisiera explicaros sobre el simbolismo del dragón y lo mal que me parece que se le presente como un ser digno de compasión, una especie de osito panda en vías de extinción al que hay que proteger de las ínfulas de grandeza de un fanático. Quizá le dedique otro post en el futuro. Por lo pronto, un último apunte, un ruego más bien: si os encontráis por ahí con un dragón, de los que escupen fuego (llámalo fuego, llámalo insultos y falta de respeto); destrozan vuestro hogar (llámalo hogar, llámalo autoconfianza), os roban vuestros tesoros (los de verdad, los interiores) y raptan a la doncella libre y hecha para la alegría que todos llevamos dentro, no lo dudéis: escapad, pedid auxilio, buscad ayuda y, sobre todo, devolvedle poder a vuestro caballero y a su espada.

domingo, 10 de abril de 2016

Un rayo de sol

Hoy me he despertado con los cables cruzados. Tengo que hacer un esfuerzo para serenarme y pensar en positivo. Ver el vaso y alegrarme, para empezar, de que haya un vaso; y luego ya, si eso, agradecer que esté medio vacío o medio lleno porque, al fin y al cabo, las cosas (y el agua por encima de todas) va cambiando a cada rato. Be water, my friend!. Además, algo bueno es que, por culpa de este estado de ánimo azuloscurocasinegro, me acabo de acordar de un cuento de Gianni Rodari que me gusta mucho.  Se titula  El sol y la nube y me calza como un guante: dentro de mí hay una nube fastidiosa, es cierto, pero también un sol que va lo suyo y no se distrae con tonterías. Ojalá que a vosotros, como a mí, os ayude el maestro Rodari a disfrutar de la luz de este domingo de primavera. Y, si puede ser,  desparramaos generosamente.

Ilustración de Catrin Welz-Stein  (imagen procedente de https://es.pinterest.com/pin/416020084305896214/)

 

EL SOL  Y   LA NUBE

"El sol viajaba por el cielo, alegre y glorioso sobre su carro de fuego, lanzando sus rayos en todas las direcciones, a pesar de la rabia de una nube de humor de temporal, que rezongaba:
- Despilfarrador, mano rota, regala, regala tus rayos, verás cuántos te van a quedar.

En los viñedos cada grano de uva que maduraba sobre los sarmientos robaba un rayo al minuto, o también dos; y no había una brizna de hierba, o araña, o flor, o gota de agua, que no se tomase su parte.

- Deja, deja que todos te despojen: verás como te lo agradecerán, cuando no tengas nada más para regalarles.

El sol continuaba alegremente su viaje, regalando rayos por millones, por miles de millones, sin contarlos.
Solamente al ocaso contó los rayos que le quedaban: y fíjate, no le faltaba ni siquiera uno. La nube, de la sorpresa, se disolvió en granizo.
El sol se zambulló alegremente tras el horizonte."


 Gianni Rodari, Cuentos por teléfono ( Ed. Einaudi, 1962)



Here Comes the Sun from Russell McKenzie on Vimeo.

viernes, 1 de abril de 2016

Pack de la sonrisa

Ilustración de Christine Delezenne para La llave, de Angèle Delaunois (Lóguez Ediciones, 2010)
En efecto, así es: las noticias son espeluznantes. Hay tanto sufrimiento por el mundo que se diría que nada ni nadie puede ponerle fin. Las situaciones que lo provocan son tan enrevesadas que casi es imposible discernir quién tiene la culpa de qué (aunque, obviamente, quienes se lucran con la fabricación y el tráfico de armas nunca podrán ser considerados buena gente, por mucho que quieran a sus hijos y sean amables con sus mascotas). Pienso en todas esas personas malviviendo en medio del barro y la porquería, viajando sin nada; jugándose la vida, contemplando impotentes cómo la pierden sus seres queridos. Es una tragedia porque en la noción de tragedia entra la idea del destino, del fatum: te tocó nacer en Siria, ni más ni menos, así que la suerte está echada y da igual que lo tuyo sea la pintura o tocar el violín, porque lo que pasará es que tendrás que escapar de la muerte antes de poder ocuparte de cualquier otra cosa. No habrá clases de pintura ni ensayos ni nada. Sólo tratar de sobrevivir tanto tiempo como sea posible usando cualquier medio a tu alcance. 
Frente a esto y desde tan lejos, parece que no hay mucho que podamos hacer, especialmente nada "importante", que solucione los problemas de miles de personas, pero yo creo que algo sí podemos hacer, algo pequeño, quizás.  Por ejemplo, si vivís en Mallorca, hasta el 15 de abril podéis colaborar en la iniciativa Pack de la sonrisa, que tiene como finalidad hacer llegar a los niños que están todavía en campos de refugiados en Grecia unas pequeñas mochilas con lápices de colores, cuadernillos, bolígrafos, globos, un juguete pequeño, etc. (los detalles de lo que se precisa -incluidas las medidas- y los puntos de recogida podéis encontrarlos aquí). Seguro que, si tenéis hijos o niños cerca, disponéis de materiales en buen estado como los que se solicitan. No es necesario completar el kit, sólo aportar lo que se pueda y, de esta manera, entre todos ir llenando las mochilas.
Tal vez os habéis fijado que en el párrafo anterior repito tres veces el adjetivo "pequeño/a". Para una maniática del lenguaje como yo, eso es mucho repetir. Sin embargo no voy a buscar sinónimos ni a cambiar nada. De hecho, lo voy a volver a decir: ¡hagamos algo pequeño!. Aunque parezca poco, es  mejor que nada. Las grandes obras, impactan; pero son los gestos pequeños los que, poco a poco, producen una evolución. Y fijaos que entre evolución y revolución sólo media una (pequeña) letra. 
Y, por si todavía no tenéis claro si vuestra aportación servirá de algo en este maremagnum de personas que lo pasan mal y políticos que no se sabe a qué intereses sirven, abajo os dejo un cuento realmente bonito de Tim Bowley (Autr.) e Inés Vilpi (Iltr.),  Jaime y las bellotas (Ed. Kalandraka, 2005).  Creo que eso disipará las dudas. 


PD: Si al pinchar el enlace del Pack de la Sonrisa no se abre o no se ve bien, decídmelo y os pasaré la información.

domingo, 27 de marzo de 2016

Espejito, espejito

Ilustración de Ana Juan
Imagen extraída de  LecturImatges: la lectura en imatges

“El cuento es un espejo mágico en el que se nos invita a sumergirnos para reconocernos. No para que nos ahoguemos en una autocontemplación estéril, como Narciso, sino para que nos observemos tal como somos verdaderamente, más allá de las apariencias.
En La bola de cristal, el héroe parte a la búsqueda de una princesa encantada que espera su liberación. Desgraciadamente, cuando al fin la encuentra, la descubre bajo un aspecto repugnante. Pero la princesa le dice: "Éste no es mi verdadero rostro. El Gran Hechicero me tiene bajo su poder. Por su culpa, los ojos de los Hombres no me pueden ver más que bajo esta forma horrible. Si quieres contemplar mi verdadera apariencia, mírame en el espejo. Él no se deja engañar y te mostrará mi imagen tal como es en realidad". El héroe mira en el espejo, y ve el rostro de la joven más hermosa del mundo, surcado por las lágrimas.
Hay en nosotros una princesa encantada que no podemos ver más que bajo su aspecto feo y repulsivo: son nuestras cualidades refrenadas y frustradas que vivimos bajo la forma de la vergüenza, los celos, la cólera, la cobardía, etc. Pero si aprendemos a verlas en el espejo de la verdad de los cuentos, podremos contemplar las auténticas bellezas que viven dentro de nosotros y que lloran y se lamentan esperando su liberación. Ahora bien, esas bellezas-princesas no tienen a su disposición más que un único héroe: nosotros mismos. Y nos toca a nosotros, solo a nosotros, liberar nuestro reino interior, y a la bella princesa que nos aguarda".
E. Brasey y J. Debailleul, Vivir la magia de lo cuentos: cómo lo maravilloso puede cambiar nuestras vidas. Ed. EDAF, 1999 (págs. 35-36).

miércoles, 23 de marzo de 2016

El camino de la luna

 ¿Os habéis fijado? El aire está cambiando y ya los días son más largos. La primavera da sus primeros primeros pasos, aunque muchas semillas siguen aletargadas, esperando a que la luz del sol sea más intensa para empezar a brotar. Y es que la primavera es como casi todo lo demás: necesita de paciencia y perseverancia para obrar sus milagros. Aquí os dejo un cuento a propósito de esto: El camino de la luna  (Editorial Comunicarte, 2008), de Laura Escudero (escr.) y  Saúl Óscar Rojas (ilustr.), leído maravillosamente por la veterana actriz argentina Hilda Bernard. Para que lo disfrutéis en esta primera luna llena de la primavera y, si se tercia, plantéis alguna semilla como las del gaucho José. 


domingo, 20 de marzo de 2016

Palabras mágicas

Ilustración de Laura Pérez (imagen extraída de: http://bibliocolors.blogspot.com.es/2015/02/contant-contes-illustracions-contando.html)
 
Durante mi tiempo de formación como cuentoterapeuta, he compartido talleres con algunos (más bien algunas) cuentacuentos. Por mi contacto con ellos (y ellas), creo que puedo afirmar rotundamente que no son gente normal. Se nota enseguida. En cuanto llegan a un espacio y, simplemente, callan y escuchan y siguen sin decir nada, hasta que, por hache o por be, empiezan. Empiezan a explicar algo  - una historia, una anécdota, lo que sea- y, de pronto, es como si se iluminaran. Captan la atención sin alzar la voz, vocalizan bien, dosifican los silencios, las pausas, las vacilaciones, terminan el discurso en el momento apropiado; nos dejan al resto sin palabras. Si no sabéis a qué me refiero, o si lo sabéis y queréis deleitaros un rato, os invito a ver el video que cuelgo a continuación. Lo que hace Ana Griott, manteniendo a un grupo de adolescentes atentos, pendientes de lo que dice, es  magia de primera clase:
 

Imagino que, como en todo oficio, a los cuentacuentos les supone mucho tiempo y esfuerzo que lo difícil parezca fácil. Y se la juegan bastante, además. Solos frente al peligro, presentes al 100%, preparados para caer en el ridículo si no queda más remedio. Más de uno habrá que lo deje, espantado, y se haga contable -al fin y al cabo, es otra manera de contar-; o paracaidista, que también es arriesgado. Sin embargo, hay otros que insisten y de qué manera. Aquí os dejo un texto precioso de un cuentacuentos convencido, Alberto Sebastián, al que no conozco de nada, pero que ya me tiene atrapada en su hechizo:
  



Aunque la narración oral, por suerte, no es sólo cosa de profesionales. Malamente o con pericia amateur,  todos podemos contar cuentos. Explicar historias graciosas, tremendas, cómicas, increíbles, dolorosas, medicinales. Todos lo hacemos con frecuencia, con tanta verdad como ficción pura y dura, que para algo somos únicos cada uno de nosotros y nuestros cristales de ver la vida. Por eso, hoy que es el Día Mundial de la Narración Oral, os propongo que contéis un cuento, al menos uno, basado en hechos reales o inventados, con la única condición de ser conscientes del peso, el color y el valor de cada palabra que salga de vuestros labios. A ver qué pasa. ¡Tal vez también se produzca ESA magia!.

martes, 8 de marzo de 2016

El mapa

¡Que tengáis un día feliz, amigas! ¡No trabajéis demasiado y que os cunda mucho! 

el cielo de anna - Buscar con Google:

Anna Silivonchik, "Three Summer Months" (2007)


"Las cosas que han perdido las mujeres a lo largo de muchos siglos las pueden volver a recuperar siguiendo las sombras que arrojan. Y ya le puedes poner una vela a la Virgen de Guadalupe, pues los tesoros perdidos y robados siguen arrojando sombras sobre nuestros sueños nocturnos y nuestras ensoñaciones diurnas y también sobre los antiguos cuentos, la poesía y cualquier momento de inspiración. Las mujeres de todo el mundo —tu madre, la mía, tú y yo, tu hermana, tu amiga, nuestras hijas, todas las tribus de mujeres que todavía no conocemos— soñamos con lo que hemos perdido, con lo que surgirá del inconsciente.
Todas soñamos lo mismo en todo el mundo. Nunca nos quedamos sin el mapa.
Nunca estamos las unas sin las otras. Permanecemos unidas a través de nuestros sueños".

domingo, 6 de marzo de 2016

García Márquez, infancia y literatura

"Cuando al autor argentino Julio Cortázar le preguntaban "¿De dónde vienes?", él respondía invariablemente: "Vengo de mi infancia". Todos venimos de nuestra infancia. Y allí en la infancia hay un libro, hay una página que nos ha marcado, que nos ha iluminado o nos ha ensombrecido. Huellas profundas ya que el libro impone una comunión con el autor de la que no salimos indemnes. Mucho menos en la infancia (...). Canela (Gigliola Zecchin de Duhalde), en El desafío de editar libros para niños y jóvenes.
Ilustración de Rodrigo Avilés
  
Tal día como hoy, en 1927, nacía en Aracata (Colombia), Gabriel García Márquez. Me dan un poco de envidia las personas que todavía no han leído Cien años de soledad o El amor en los tiempos del cólera porque tienen por delante un enamoramiento pendiente, un deslumbramiento que, sí o sí, les va a llegar en cuanto se adentren en las páginas de alguna de estas novelas. A mí todavía me pasa y eso que a la familia Buendía, a Florentino Ariza y a Fermina Daza los conocí hace ya mucho tiempo. La primera vez que leí Cien años de soledad se me hizo de día leyendo en la cama; con El amor en los tiempos del cólera me pasó algo parecido: llevaba el libro a todas partes, hasta que me lo dejé olvidado en el trabajo, justo antes de un fin de semana, y tuve que sacar un ejemplar de la Biblioteca Provincial, en plan urgencia médica. García Márquez es un escritor muy grande y os lo recomiendo en todas sus manifestaciones; pero hoy, a los efectos de este blog, os dejo un pequeño video en el que "sólo" habla de la relación de su niñez con su narrativa. Y es que él también fue uno de ésos sin otra patria que la infancia.

domingo, 14 de febrero de 2016

Fin'amor

Tristan et Iseult” de Gaston Bussière (circa 1895)
"Entre tanto Tristán, Iseo y Governal se adentraron en el bosque salvaje. Durante un tiempo llevaron una vida errante, durmiendo en el suelo, cambiando cada noche de refugio. Tristán era un excelente arquero. (…) Un día, en sus correrías por el bosque, descubrieron un claro agradable y solitario. Tristán cortó ramas con su espada, Governal reunió el ramaje y construyeron dos cabañas que Iseo cubrió con hierbas y juncos. Cuando venía la noche, los amantes dormían el uno en los brazos del otro. A veces oían aullar a los lobos, otras la lluvia caía, en medio del rugido sobrecogedor del viento, de los relámpagos y de los truenos. No tenían tapices ni cojines ni ricas alfombras; dormían sobre esteras de juncos. Pero se amaban tanto que la presencia del uno hacía olvidar al otro el dolor. Su “fino amor” les hacía olvidar su dura condición de proscritos (…)"   Tristán e Iseo; Reconstrucción en lengua castellana e introducción de Alicia Yllera. Madrid, Ed. Alianza, 2000.




PD: Como cada año por estas fechas, han aparecido en el ciberespacio y más allá algunas listas de libros para  niños y jóvenes enamorados. Os enlazo ésta del blog de Adolfo Cordova, Linternas y bosques, del cual soy fan porque se nota que está hecho con mucho conocimiento y pasión desatada.

sábado, 6 de febrero de 2016

Te mando (poema deconstruido)

Hace tiempo que no enlazo en el blog nada de Luis Pescetti y, en el Mes del Amor, qué menos. Lo subo con anticipación para que podáis poner en práctica su propuesta, incluida en Unidos contra Drácula (Editorial Alfaguara, 2013) y aquí comentada por el propio autor. Me encanta este tipo. Capaz que, en una de ésas, le mando mi versión del poema a él.