martes, 24 de diciembre de 2013

Peces en el río

Me gustaría haber nacido en una época y/o en una familia donde, con motivo de determinadas celebraciones, se cantaran ciertas canciones. Eso es cultura y, además, tengo comprobado que lo que se dice en forma de canción, dicho de otro modo no tiene, ni de lejos, el mismo encanto. Por desgracia, en mi familia y en los años 70 y 80, cuando era niña, tradiciones como la de los villancicos no se estilaban mucho (nosotros teníamos otras tradiciones navideñas, como la de hacernos regalos lamentando el consumismo desatado de estas fechas y barrer el suelo al grito de '¡¿se puede saber quién le ha comprado espumillón a la niña?!').  Pero ahora que ya soy mayor y puedo darle a mi niño interior lo que nunca tuvo, me voy a permitir cantar esta Nochebuena aquello del ande, ande, la marimorena y lo de los peces que beben en el río. Lo malo, claro, es que a mí, por ignorancia, las canciones se me embarullan todas -como les pasa a estos chicos, Les Poissons Voyageurs- y lo que empieza con la Virgen peinándose en el Portal puede acabar de cualquier manera.
 

 
 
PD: Los pececitos del video son obra de una dibujanta estupenda, Aitana Carrasco, a la que no conozco personalmente de nada, pero de la que afirmo que tiene un mundo propio enorme y muy estiloso (véase en  http://www.aitaneta.com/).


viernes, 20 de diciembre de 2013

Felices postales

"Girl feeding a jay with hazelnuts". (1910) Ilustrador: Signe Aspelin
Imagen procedente de http://www.flickr.com/groups/antiquechristmas/pool/page2/
 
Cuando me propuse crear este blog, busqué información sobre el tema y vi que, en Internet, se recomienda escribir sobre cuestiones de actualidad y sostener opiniones polémicas, a fin de aumentar el número de seguidores y lectores ávidos de opinar y poner a caldo al bloggero. Ignoré el consejo porque soy profesora y -cuando tengo trabajo- mis alumnos ya me proporcionan un surtido de barbaridades suficientemente generoso. Entonces decidí que sólo hablaría de cosas que me gustaran y/o en términos amables. Para despotricar, ya están la familia, los amigos y los cojines (esto último es un guiño psicoterapéutico). Y, más o menos, como podéis comprobar más abajo, he ido cumpliendo con mi propósito. Hasta hoy.

Hoy voy a hablar de las Navidades. Las Navidades no me gustan ni mijita. Son tristes, son cansinas, engordan. En la calle hace mucho frío, en la casa hace mucha nostalgia...Es un impasse terrorífico.
 
Ya de niña no me gustaban demasiado estas fiestas. Aunque, ahora que he andado revolviendo cajas, veo que guardo algunas felicitaciones navideñas de ni se sabe cuántos años atrás. Y es que eso sí me gustaba, las postales. Y, de entre todas, las más bonitas, mis preferidas, eran las que llegaban de Suecia. Así que, pensándolo mejor, me voy a poner vintage de la muerte y os voy a contar de un ilustrador al que descubrí gracias a esas felicitaciones de Navidad suecas, Carl Larsson, un crak de la decoración de interiores al que sospecho que el fotógrafo de los catálogos de IKEA le debe mucho.

Larsson (Estocolmo, 1853- Falun, 1919) es este señor que en la foto aparece con su mujer, Karin -también una dotada artista-, y algunos de ocho hijos que tuvieron juntos.
Según destacan sus biógrafos, Carl tuvo una infancia de niño pobre e infeliz, lo que, seguramente, influyó en que,  siendo adulto, dedicara su energía a reflejar el lado luminoso de la vida. Creo que Carl, como yo misma (y salvando las enormes distancias), era alguien que pensaba que para ver cosas feas siempre estamos a tiempo. Así que puso su talento al servicio de los días "inadvertidamente felices" y de lo que amaba -su familia y amigos y su casa de Sundborn, "'Lilla Hyttnäs" (hoy convertida en museo)-.  Escenas de la vida doméstica,  una muchacha leyendo o ejercitándose en el piano, una merienda en el jardín...no son motivos ajenos a la pintura de muchos de sus contemporáneos -como la del danés Laurits Andersen Ring-, pero, vistas desde el prisma de Larsson, con su habilidad para la recreación del ambiente y la composición, estas imágenes hacen que nos sintamos próximos y partícipes. Es como si Carl y Karin nos abrieran las puertas de cada una de las estancias de su casa y en todas tuviera lugar algo por lo sentirse afortunado. Para  entender esto que digo, e incluso para encontrar inspiración decorativa (veréis muebles, colores y tejidos maravillosos), os recomiendo daros un paseo por aquí -o por aquí - (seguro que a los Larsson le encantará la visita).

Yo, por mi parte, os deseo unas Navidades a la altura de vuestras expectativas (o, si puede ser, muchísimo mejores). ¡Que los parientes y las amenazas de tormenta familiar os sean leves!. Y si hay momentos oscuros, regalos indeseados o polvorones con cicuta, recordad las bonitas acuarelas de Carl y estos versos que Mario Benedetti escribió como un salmo o una receta:

"Day before Christmans" (1892)
Ilustrador Carl Larsson

  Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias 
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos (...)
 
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Condicional Quentin Blake

Imagen extraída de http://www.davederrick.com/quentin-blake-a-hero-of-mine/
Cuando era niña, tenía por costumbre “mejorar” los cuentos. Quiero decir que si, por ejemplo, el cuento hablaba de dos niños que se perdían en el bosque, yo, con mi caligrafía de principiante, añadía algunos detalles que al autor se le habían pasado por alto. Algo así: "Hansel y Gretel empezaron a caminar por el bosque frondoso... 'Y NO FUERON AL COLEGIO',  'ERA SÁBADO', etc..." (tengo que decir que en esa época -5/6 años- envidiaba profundamente a esos chavales, abandonados a su suerte, que gozaban del privilegio de no ir nunca a la escuela. Mil veces hubiera preferido yo encontrarme con un lobo que con la señorita Mª de Lluc). Luego me daba pena haber pintarrajeado el libro con mis observaciones. Sobre todo porque, como mi letra era tan grande y desligada, ocupaba un montón de espacio sin haber llegado a decir todo lo que quería (¡con lo interesantes que eran mis finales adicionales!).
Otra manera de “mejorar” cuentos era intervenir en las ilustraciones. Con eso era muy prudente porque lo habitual es que los dibujos fueran “PERFECTOS”. A lo mejor le faltaban unas flores al campo o unos volantes al vestido de la princesa, pero no me atrevía a mucho más. Eran TAAAAAN bonitas las imágenes...

Ahora que soy mayor me parece que a mi creatividad tanta perfección no le sentaba bien. Por eso cuando, hace unos años, en Bolonia,  encontré el libro de Quentin Blake y John  Cassidy Drawing for the Artistically Undiscovered (en español Dibujo para artistas por descubrir , editado por la Editorial Catapulta, 1999), lo abracé primero y lo compré después con una ilusión directamente importada de mis seis años.
El libro ofrece la posibilidad de completar los dibujos de Quentin, de inventar personajes divertidos; de crear, a partir de lo creado, algo que sólo podrías haber hecho tú...Nada más que por este volumen, ya se podría decir que Quentin Blake (Londres, 1932) es el más completo de todos los ilustradores que existen, porque sus dibujos no son "PERFECTOS” (término que etimológicamente significa “acabado”) sino “CONDICIONALES" (lo que expresa la idea de algo que se puede cambiar al infinito, sin nunca agotar su potencial).
Pero es que, además, Blake es un dibujante realmente dotado para la simplicidad aparente (“que es el arte de ocultar el verdadero arte”- Marie L. Shedlock dixit-). En toda su obra se hace patente esa cualidad, además del humor, la vitalidad y una visión positiva de la vida. Y no se me ocurre qué mejor regalo puede otorgarnos un artista que hacernos sentir que también nosotros podemos, que querer es poder (es falso, pero algunas mentiras son muy hermosas).

Aquí os dejo con una pequeña muestra de su trabajo más reciente (el cual incluye proyectos para paredes de hospitales, museos y otros espacios públicos...¡Dibujos a tamaño natural para poder entrar en su mundo más cómodamente!): 

viernes, 13 de diciembre de 2013

¡Welcome, Mateo!

Hace unos días ha nacido Mateo, el hijo de unos amigos míos. Como aún tardaré un tiempo en conocerlo, le mando desde aquí una postal de bienvenida a este mundo de locos.
Y muchos besos, por supuesto.

"Nada en él invita a pensar que es un elegido. Sus ropas no son magníficas; su piel no brilla bajo el astro primaveral; sus pasos no van abriendo aguas prohibidas. No lo rodean aura, nimbo ni mandala de fragancias. Está a solas consigo mismo, como los pioneros.  Y, sin embargo, en su corazón, calladamente, el gran viaje ha comenzado. Ya no es cualquiera, desde ahora comienza a ser él (...)".

Ricardo Menéndez Salmón, La luz es más antigua que el amor. Seix Barral, 2010
 Ilustración de Maurice Sendak, Kenny's Window (1956)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Ducha fría


Ilustración de Isol
Que mi vida no tiene glamour es un hecho. Un hecho más patente todavía ahora que no tengo agua caliente en casa. Sé que es una frivolidad quejarse de eso, con lo mal que lo pasa tanta gente, pero estamos en diciembre y una ducha caliente al levantarte es una de esas cosas que te reconcilian con el mundo.
Ilustración de Thomas Corbisier
Para consolarme de esos sobresaltos mañaneros y hacerme perdonar todos los improperios que lanzo con el pelo enjabonado (y que no contribuyen a la energía positiva del planeta), hoy traigo una selección de ilustraciones de personas y otros animales  disfrutando de ese acto de higiene elemental.

 Claro que, como dijo aquél, "il mondo è bello perché è vario", y hay a quienes eso del agua, caliente o fría,  no les seduce para nada. Será por esto que tantos libros infantiles se ocupan del tema, será que gozar de un baño también es algo que se puede aprender. 


Ilustración de Sima Elizabeth Shefrin
Por ejemplo, si, tenéis un hijo de dos o tres años que a la hora de bañarse os  monta una pataleta día sí y día también, quizás podáis convencerlo más fácilmente si antes le leéis On my way to the bath (Walker books, 2012), de Sarah Maizes y Michael Paraskevas (Il.), un cuento sobre cómo divertirse haciendo una cosa muy muy aburrida. El niño o la niña, eso sí, tendrá que haber salido hablando inglés porque, de momento, no hay edición en castellano.


Imagen procedente de
http://www.karmacontinued.com/2012/08/
Si, en cambio, vuestro hijo es algo mayor y de mente inquisitiva, se le puede atraer con los Cuentos para la hora del baño (Edelvives, 1989) de Mª Dolors Albiés, donde, entre otras cosas, encontramos respuesta a esta intrigante pregunta: ¿ponen huevos las pastillas de jabón?. Claro que éste ya es un libro antiguo y quizás sólo lo podáis encontrar en la biblioteca (recordadme que un día os hable de los libros infantiles que se mueren de asco en las bibliotecas).

Antiguo es también ¡Un hipopótamo en la bañera! de Kyoko Matsuoka y Akiko Hayashi (Il.), aunque en este caso tenemos más suerte porque ha sido recientemente editado en España (2013) por Lata de Sal en su colección Vintage (esta colección está dedicada a la edición de libros infantiles extranjeros con más de 30 años de antigüedad que nunca fueron publicados aquí a pesar de ser clásicos consagrados en su país de origen).

A primera vista, por el tono y color de las ilustraciones y las características del texto, se diría una lectura un tanto pasada de moda, pero parece ser que ¡Un hipopótamo en la bañera! sigue surtiendo efecto.

Y hay muchos más títulos. Redactando esta entrada, he descubierto que "the bath time" es un género literario en sí mismo. Pero, para ir cerrando, quería hablaros de Una hora en el baño (Ed. Everest, 2009 -3ª edición-) de Anne Decis. Me ha hecho gracia el argumento porque durante años viví en una casa donde había un perrito que hacía exactamente lo mismo después de que lo bañáramos: correr a revolcarse en la basura. Debía de parecerle que oler a champú le restaba muchos puntos.
Por mi parte, nada más... Si queréis ver más ilustraciones sobre el tema, en este blog  encontraréis algunas fantásticas. Yo me voy un poco sucia al trabajo, un poco maloliente, un poco apestosa, soñando con el día en que podré vivir esto: 

martes, 3 de diciembre de 2013

El curioso incidente del bloggero a medianoche

Escribo un blog que no me consta que nadie lea. Bueno, las estadísticas que proporciona Blogger parecen indicar que tengo un lector pertinaz en algún lugar de Ucrania (al que aprovecho desde aquí para saludar), aunque a esas estadísticas no se les puede hacer demasiado caso porque son muy misteriosas.
A pesar de esta falta de audiencia, yo sigo escribiendo y publicando con regularidad. A mi rollo. Creo que es lo que tengo que hacer, quiero hacerlo y lo hago. Actuar así me ha hecho recordar a dos de mis alumnos más entrañables, ambos con síndrome de Asperger, cuya tenacidad a prueba de bombas nunca dejaba de sorprenderme.
H. y P fueron alumnos míos en años, cursos y centros diferentes; además H. era aún casi una niña y P. un adolescente más alto que yo y en plena efervescencia hormonal, por lo que en muchas cosas eran distintos (sin embargo, tenían una caligrafía muy parecida, si la caligrafía es indicativa de algo, que creo que sí). La verdad es que por aquel entonces yo no había oído hablar mucho acerca del Síndrome de Asperger, además H. no fue diagnosticada hasta casi final de curso, de manera que no sé si ellos se beneficiaron gran cosa de mi trabajo; en cambio, yo sí aprendí un montón con ellos y gracias a ellos. Para empezar, y sobre todo, que padecer el Síndrome de Asperger te incapacita para mantener con los demás una comunicación completamente fluida (los intercambios verbales son trabajosos, hay que ser muy claro en todas y cada una de las ideas que se transmiten), pero, a cambio, dota a los afectados de dos cualidades que la mayoría de nosotros tenemos amortiguadas: el tesón y la sinceridad.
En ese sentido, H. y P. son una inspiración para mí a la hora de escribir este blog y es por eso que hoy quiero dedicarles esta entrada (aunque seguro que tampoco ellos la van a leer; cosas más interesantes les ocupan).
Por supuesto, existen novelas sobre personajes con Síndrome de Asperger, la más conocida de las cuales tal vez sea El curioso incidente del perro a medianoche (editada en España por Editorial Salamandra en 2004), primera obra del autor inglés Mark Haddon, el cual recibió numerosos premios por esta historia acerca de un muchacho que decide investigar la muerte de un perro del vecindario. Es una narración emocionante, que dosifica muy bien la intriga y está impecablemente escrita. Y, hace un par de años, apareció en el mercado una novela, que no he leído, El jinete del silencio (Editorial Temas de Hoy, 2011), cuyo protagonista es un joven con Síndrome de Asperger en la España del siglo XVI. Además, hay muchos libros de no-ficción - testimoniales, divulgativos y de investigación-, como puede comprobarse en este enlace.
También, las personas con Síndrome de Asperger han aparecido -especialmente de un tiempo a esta parte- representadas en numerosas películasseries de televisión,  si con mucho acierto o poco, no soy quién para juzgarlo. Supongo que habrá de todo. A mí me encantó Mary and Max (Adam Elliot, 2009), una película de animación en Stop Motion, basada en hechos reales, cuyo tráiler, subtitulado en español, os dejo aquí.  
Pero como éste pretende ser, sobre todo, un blog sobre cuentos e ilustración, para despedirme por hoy de vosotros, mis no-lectores, os dejo con dos videos que me parecen muy bonitos y adecuados.
El primero, El viaje de María, es del ilustrador Miguel Gallardo, el cual aborda, con su característico estilo, el autismo de su hija (el síndrome de Asperger es, en general, considerado un trastorno del espectro autista):
El segundo, en francés con subtítulos en español, es un pequeño cuento emosémico que nos llena de esperanza. Mon petit frère de la Lune fue realizado por Frédéric Philibert en 2007 y galardonado en numerosos festivales .

viernes, 29 de noviembre de 2013

Aviones de papel

"Lectura" ilustración de Nicole Wong. Imagen procedente de
 http://bibliocolors.blogspot.com.es/2013/11/nits-dinsomni-noches-de-insomnio.html
Cuando viajo, me pasa que en algún momento, normalmente hacia el tercer día, la excitación de estar en un lugar nuevo decae y deja paso a un sentimiento de melancolía, casi de orfandad. Me siento cansada y fuera de lugar    (fuera del hogar también) y me doy un poco de pena.
Entonces sé que necesito una toma de tierra y a mí las tomas de tierra me las proporcionan los libros. Dadme una larga hilera de títulos, páginas y chifladuras que a alguien se   le ocurrieron y será como estar en casa. Por eso, contra esos momentos de saudade (que es la nostalgia del terruño, por si alguien no lo sabe), yo me busco mi aspirina: una librería calentita -o con aire acondicionado, si es verano-, y allí me dan las tantas, leyendo primeras páginas y cuentos enteros y versos de poetas de nombre impronunciable. Es un viaje dentro del viaje para acordarme de quién soy. Y una oportunidad de encontrar el tesoro que voy buscando siempre por esos mundos.
Nunca regreso de unas vacaciones sin un libro nuevo, sea en la lengua que sea. Es un pequeño ritual, que, luego, semanas o meses después, concluye en mi cama, en una de esas mañanas del fin de semana en que me digo “hoy me quedo aquí y a la realidad que le den”. Hojear o leer en la cama, con tiempo por delante, un libro que compré lejos es, sencillamente, una de las cosas que más me gustan en la vida. Los libros son un pasaporte, una alfombra voladora, y hoy, que es el día de las librerías, se me ha ocurrido que esas tiendas son para mí como aeropuertos de donde salen aviones de papel que van de mi casa a todo el mundo y de todo mundo a mi casa. Un lujo de aeropuertos, sin policía ni Ryanair ni controles ni tonterías. ¡Larga vida a esos azafatos de vuelo que son los libreros de vocación, ancho cielo despejado y largas travesías sin turbulencias para ellos!.

martes, 26 de noviembre de 2013

Mudanzas y añoranzas

 
Hoy es mi cumpleaños. También sería el cumpleaños de Pippi Langstrump, si ella gastara de eso. Y el de Tina Turner, aunque las mujeres de bandera como Tina tampoco cumplen años. Y  Charles M. Schulz, el creador de Charlie Brown, si no hubiera muerto hace ya trece años, celebraría hoy sus 90.


Me encantaría dedicarles un post extenso a cualquiera de ellos (sí, incluso Tina Turner podría tener cabida, ya que aparece mencionada en el segundo título de Pequeña historia de Roc, una colección de libros para niños donde los grandes del pop y del rock juegan un papel destacado). Pero estoy en plena mudanza, rodeada de cajas, subiendo y bajando escaleras, preguntándome cómo he podido acumular tantos trastos en apenas...estooooo...unos años de vida. Y no estoy para posts. Todo lo más para un rápido copy paste.


Aunque, pensándolo bien...

Dear Sr. Schulz, por aquí se dice que no fue usted muy feliz, lo cual espero sea una mentira facilona para vender más libros. Anyway, hizo las cosas muy bien, nos dejó un espejo en el que mirarnos (y reírnos de nosotros mismos) y un tesoro de ocurrencias que son mil veces mejores que la visita al terapeuta. Espero y deseo que allá donde esté haya perros y problemas sobre los que sigue dibujando cada día. xxx Peggy Jean.
 

jueves, 21 de noviembre de 2013

Vestir al rey (o a la reina)

Varias amigas mías están embarazadas o han sido madres hace poco (¡la humanidad no se extingue, ni mucho menos!) y estos días ando enfrascada buscando regalos que sean prácticos y bonitos y, a la vez, tengan cierto sello personal. Como tengo fama de ser una chalada de los cuentos y no quiero desmerecer ese título, he pensado en buscar ropa de bebé cuya inspiración sean los cuentos infantiles. Pero no me atraen para nada las princesas rosa ni los príncipes azules, así que la cosa entraña cierta dificultad...Afortunadamente, difícil no significa imposible, por lo que he acabado encontrando algunos productos interesantes, que comparto con vosotros, por si alguien tiene un compromiso o se anima a tener un hijo con la que está cayendo.

En primer lugar, quiero hablaros de Kambakids, una empresa de Barcelona que confecciona de manera artesanal ropa infantil y complementos con telas de estampados africanos. “Kamba” significa “niño” en morée, el idioma de Burkina Faso, y las prendas se cosen en talleres de ese país mediante un proyecto de cooperación que asegura salarios y condiciones laborales justos para los artesanos. Nada que ver con los cuentos, si no fuera porque cada prenda se vende acompañada de un cuento inspirado en los motivos del estampado (preciosos todos ellos, como era de esperar).



Además, he encontrado una tienda online, "Du pareil...a même", especializada en ropa para niños de 0 a 14 años, con un catálogo muy extenso a precios muy razonables (y que incluye una colección de ropa para bebés hecha en materiales ecológicos - tal vez la mejor opción después de la de ir desnudo-). La particularidad que aquí nos atañe es que las ilustraciones con que se decoran las prendas son muy bonitas y sugieren cuentos en sí mismas. Sobre el hecho de considerar "niños" a tiarrones de 14 años no me pronuncio.
 
También quiero mencionar los bodies, camisetas y pañaleras de Mmmfantasíadealgodón. Son prendas 100% de algodón que reproducen litografías e ilustraciones de libros de cuentos antiguos (como la Caperucita de Gustav Doré o el conejo de Alicia en el País de las Maravillas de John Tenniel). Parecen muy cómodas y una buena manera de introducir a los niños en el universo de los clásicos (“¿Qué prefieres hoy? ¿el Flautista de Hammelin o la calabaza de Cenicienta?”). Se venden en Etsy. 

Finalmente, Alhambra García, de Granada, realiza estampados por encargo mediante técnicas de gutta o batik, sobre todo tipo de prendas y ropa de casa, con un estilo vistoso, depurado y colorista. Os recomiendo visitar  su blog  y proponerle cualquier ocurrencia, seguro que lo borda (lo pinta).
 
¡Ah! Y un truco para que este cuento de la ropa para bebés tenga un final feliz: ¡Percentil!. Percentil es un portal de compra-venta online de ropa casi-nueva para niños. Una manera cómoda y eficaz de darle un respiro a este planeta colapsado. En este video se explica claro, colorín y colorado.

Nota: Si no lo especifico, las fotos proceden de los sitios mencionados en el texto. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

La luna va a su bola

¡Qué grande es Ricardo Siri Liniers! Un día le dedicaré una entrada, aunque lo voy retrasando porque...¿qué digo?. Hay tanta riqueza en su imaginario. Es tan gracioso y profundo, con ese humor absurdo y melancólico de los humoristas de verdad, que no sé ni por dónde empezar. Así que, by the moment, me limito a robarle sus tesoros.



Y esta vez la verdad es que me viene al pelo porque el hombre es un lunático de cuidado y son muchas las viñetas que le ha dedicado a la luna. A la luna en todas sus fases, pero, sobre todo, a una luna redonda y grande como la de hoy.      

Así que aquí os dejo algunos dibujos suyos para que si miráis la luna esta noche (si se deja ver, claro) os acordéis de esto: la luna habla de MUERTE, AMOR y MISTERIO. Pero no como en un culebrón venezolano, no. La luna habla de esos temas como lo hacen los poetas, sin que lo entendamos todo, a su bola.
Nota: todas las viñetas de Liniers proceden de https://www.facebook.com/porliniers/photos_albums

jueves, 14 de noviembre de 2013

Paz en el mundo y bonitos vestidos


Imagen procedente de
 http://www.flickr.com/photos/stamps-selos-franco-timbre-bollos/7685962758
Hoy sería el cumpleaños 106 de Astrid Lindgren (Småland, 1907-Estocolmo, 2002) . ¡Que viva Astrid! ¡Que viva Pippi y los niños de Bullerbyn! Adoro a Astrid Lindgren, ¿qué más puedo decir? En sus libros para niños y adolescentes se reveló como una mujer lista, libre, digna y nada cursi. Además, si es cierto que el deseo que formuló en su último cumpleaños fue “paz en el mundo y bonitos vestidos”, cabe pensar que mantuvo la lucidez hasta el final.

Astrid creció en una granja y parece ser que tuvo una infancia feliz (lo cual desmiente el tópico de que una niñez desgraciada es requisito del buen escritor). En su juventud, en cambio, la vida se le complicó un poco: fue madre soltera a los 18 años y las penurias económicas la obligaron a dejar por un tiempo a su hijo con una familia de acogida. Más adelante, casada y madre ya de dos niños, se dedicó a la escritura, labor que simultaneó durante décadas con su trabajo como editora de libros infantiles en Raben&Sjögren. Explico esto porque me parece admirable -e increíble- que sacara tiempo para todo: ocuparse de su familia, tener un trabajo y desarrollar una carrera creativa...¡ahí es nada, Astrid!.


Astrid Lindgren escribió cuentos que se publicaban en revistas, novelas y guiones para series de televisión y si alguien quiere empezar a seguirle la pista, aquí encontrará información detallada sobre su producción y abundante bibliografía.
Por mi parte, hoy voy a dejar hablar a otros que, como yo, también se han sentido tocados por la obra y el talento de esta mujer. Por ejemplo, en este enlace encontraréis una buena reseña de Los hermanos Corazón de León, un libro menos conocido en España que otros de la autora y que, sin embargo, me consta que deja un recuerdo imborrable en quienes lo han leído. Trata acerca de dos hermanos que, tras su fallecimiento, se encuentran en un lugar más allá de la muerte donde viven aventuras y se enfrentan a un gran tirano.
 
Y aquí hay un comentario sobre Los niños de Bullerbyn, una serie de libros que me encanta y me hizo mucha compañía cuando era niña (¡qué le vamos a hacer! Yo ya nací echando de menos los paraísos perdidos).

Otro ejemplo: este artículo de Tiina Meri contiene una interesante disertación sobre por qué Pippi Langstrump ha sido una figura de referencia para las mujeres en las últimas décadas y ha contribuido positivamente a la causa del feminismo.
Y, finalmente, en este texto, el autor, David Wiles, recuerda la faceta de Lindgren, la escritora sueca más traducida y más universalmente famosa de su país, como creadora de opinión y mujer comprometida con unos valores humanitarios y ecologistas.
En fin, ahora me voy a hacer otras cosas, para ser un poquito más como Astrid y mejorar mi nivel de eficiencia.
¡Paz en el mundo y bonitos vestidos para todos!

Nota: Las reproducciones de sellos sin leyenda proceden de http://es.123rf.com/ (archivo de imágenes libres de derechos).  

domingo, 10 de noviembre de 2013

A veces, subo una torre y me enamoro de un hombre sin nombre

Tener un blog es como tener una vida: mientras buscas una cosa, encuentras otras que, a veces, hasta te gustan más. Hace unos días, sin ir más lejos, estaba yo buscando cierto poema que no voy a decir (estaría feo) para dedicarle una entrada a su autor, cuando me encontré con otro que me robó el corazón. De hecho, con dos. Dos poemas de Pedro Mañas (Madrid, 1981), poeta ganador del Premio Internacional de Poesía para Niños Ciudad de Orihuela en su edición de 2009.

Ilustración de Silvina Socolovsky para el libro Ciudad Laberinto (Ed. Kalandraka, 2010)
El primero no es que sea un poema (o no sólo). Es una escalera, para subir y bajar. Bajar y subir y subir y bajar...

"Poema rascacielos:

(para leer de abajo arriba)

me vuelvo al suelo.
y ahora rima que rima
del rascacielos,
He llegado a la cima,

siempre hacia arriba.
voy leyendo el poema
tan llamativa,
Voy subiendo esta torre
y no me retraso.
voy leyendo el poema
pasito a paso,
Voy subiendo la torre

y no me sofoco.
voy leyendo el poema
poquito a poco,
Voy subiendo la torre

y voy a escalarla.
He encontrado una torre
de piedra y palabras.
He encontrado un poema"

El segundo habla de un hombre al que le falta algo (o más bien de todo):

Ilustración de Silvina Socolovsky
Hombre sin nombre
En mi ciudad hay mil barrios.
En cada barrio hay cien calles.
En cada calle hay diez casas.
En cada casa hay un hombre.
¿Y a este hombre que le pasa?
Pues le pasa (no te asombres)
Que nadie sabe su nombre,
Ni le escribe, ni le abraza.
Le pasa que no le conocen
Ni en su calle, ni en la plaza.
Le pasa que no tiene patio,
Ni ventana, ni terraza.
Le pasa que nada le pasa
Al hombre que vive enfrente
De la puerta
De tu casa.
 
 
De Pedro Mañas, autor de este poemario estupendo (Ciudad Laberinto, Editorial Kalandraka, 2010), apenas he podido saber algo más que su nombre. Para los curiosos, aquí hay una entrevista, pero es del 2008. Aunque una cosa está clara: cuando escribe Pedro, donde pone el ojo, pone la bala.
Silvia Socolovsky, por su parte, ilustradora del volumen, realiza un  trabajo también  digno de un arrebato consumista...¡Tiembla cerdito-hucha!.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Libro libre

Cada día que pasa creo menos en los cuentos chinos y más en los cuentos a secas. Esas teorías en boga sobre moldear el futuro a fuerza de visualizaciones, confiar en los milagros y en que tus deseos se cumplirán si (y sólo si) los formulas de cierta manera (¡no uséis el adverbio “no”, por Dios!) se me están empezando a atragantar. Llamadme descreída, pero para mí es evidente que todo el Universo NO conspira para que se cumplan nuestros sueños (en mi barrio, por lo menos, no conspira mucho).
 
En los cuentos de hadas, en cambio, sí que creo. Los protagonistas de esas historias se enfrentan a retos muy difíciles (orfandad, pobreza, abandonos en el bosque, madrastras asesinas, bestias mitológicas, encantamientos y maldiciones, entre otros). Pero salen victoriosos. Y eso es gracias, fundamentalmente, a que: a) se mantienen fieles a su propósito -el que sea-, b) son amables y, por ello, encuentran aliados que les ayudan y c) aprovechan las oportunidades en cuanto surgen.
 
Yo, a estas alturas de mi vida, ya probé lo de invocar a los espíritus y escribir mi lista de deseos en papelitos la noche de Fin de Año, así que ahora creo más en este modo de proceder, a lo Pulgarcito, a lo Juan de las habichuelas mágicas.
 
Todo esto lo digo porque mañana sonarán las doce campanadas para Vanessa Ravira y sabremos por fin si La ciudad de los amantes, su primera novela, va a poder publicarse o no.

Yo espero (y supongo) que sí, porque a Vanessa madera de heroína de cuento -perseverante, amable y decidida- no le falta.

Pero, por si acaso aún necesita un ayudita, aquí tenéis el enlace de la campaña de crowdfundind en la que todavía podéis participar, porque ser hados padrinos y hadas madrinas, de vez en cuando, también hace ilusión.

¡Ay, Vane! ¡Qué ganas de que La ciudad de los amantes sea libre y sea libro!!!
 



lunes, 4 de noviembre de 2013

Luz de sombra derramada (thanks, Lou Reed)

Iba a decir que la cuentoterapia es una terapia novedosa que consiste en utilizar los cuentos con fines de autoconocimiento y sanación, pero eso no es verdad. La cuentoterapia, en realidad, es antiquísima, aunque sea mérito de Lorenzo Hernández Pallarés el haber acuñado el término y, junto a un pequeño grupo de psicólogos y especialistas, haber sentado las bases de esta disciplina.

Esto tendría muy poco que ver con Lou Reed (Nueva York, 1943-2013), quien nos ha dejado hace unos días, si no fuera porque en el último taller de Lorenzo al que asistí en Barcelona, “Lo rechazado. El encuentro con la sombra”, tratamos acerca de algo sobre lo que Lou sabía un montón: nuestra relación con el lado salvaje de la vida. 

Caratula frontal del álbum Lou Reed-Transformer (1972)
El concepto sombra, sobre el que no voy a    extenderme -porque, además de escribir un blog, intento tener una vida-, es hoy en día harto familiar para las personas que frecuentan la lectura de textos de psicología y autoayuda. También es un concepto muy antiguo y muy presente en la cultura occidental (la eterna lucha entre el Bien y el Mal, que tanto bien y tanto mal nos ha hecho, está en la Biblia, sin ir más lejos, y tiene mucha relación con esta dualidad que implica la existencia de la sombra). En psicología, grosso modo, la sombra es lo que su propio nombre indica: una zona oscura, no alcanzada por la luz, cuya forma muestra de, manera más o menos distorsionada, la misma silueta del cuerpo que la proyecta. Es decir, que la sombra de un individuo vendría a ser él mismo, pero en la tiniebla y deformado, y estaría integrada por rasgos de personalidad ocultos o reprimidos. Estos rasgos, ojo, no son necesariamente negativos. Alguien que haya, por ejemplo, crecido en un entorno donde se evitaba el contacto físico, no se manifestaban emociones como el cariño y haya interiorizado esto como positivo, puede albergar en su sombra una capacidad para dar y recibir afecto totalmente inexplorada.- En fin. Espero que Carl Gustav Jung no se revuelva en su tumba por esta explicación tan somera-.

A lo que iba: la sombra, su reconocimiento, la lucha contra ella, la integración de la misma, etc...se diría un asunto exclusivamente adulto, algo a lo que nos enfrentamos cuando ya tenemos una edad. Sin embargo, contra todo pronóstico, es un tema muy caro a los autores de literatura infantil y juvenil y lo encontramos, con intención y resultados diversos, en los cuentos de hadas tradicionales, en cuentos de autor como Peter Pan y Wendy, Las aventuras de Pinocchio o El Mago de Oz, y en novelas juveniles contemporáneas (toda la saga de Harry Potter, por ejemplo, abunda, en su trama y subtramas, en este encuentro del héroe con su lado oscuro). Y tengo la impresión de que esto es así no por casualidad, sino porque acaso ésta sea la lucha definitiva. Sólo quien se mira al espejo y tiende la mano a su reflejo distorsionado puede obtener el tesoro que le está destinado (las perlas de la sabiduría, el collar sagrado, la corona). 

Y ahí es donde, por fin, regresamos a Lou Reed, esa tenebrosa aparición vestida de cuero negro, cuya música y vida artística, improbablemente hermosas, resuenan en nosotros como manifestación de la sombra en plenitud. Porque la sombra es de veras oscura, pero “permanece conectada con las profundidades olvidadas del alma, con la vida y la vitalidad; ahí (donde) puede establecerse contacto con lo superior, lo creativo y lo universalmente humano” (Liliane Frey-Rohn).
  
Así que, gracias, Lou, por tu sombra y por la luz de tu sombra derramada sobre nosotros.

Y ya no digo nada más, pero os dejo con una canción de Velvet Underground y su aSOMBRosa letra:

I'll be your mirrow (Seré tu espejo)

Yo seré tu espejo                                                         
Reflejaré lo que eres, en caso de que no lo sepas
Yo seré el viento, la lluvia y la puesta del sol
La luz en la puerta para mostrarte que estás en casa

Cuando pienses que la noche ha visto tu mente
Que dentro eres retorcido y cruel
Déjame quedarme para mostrarte que estas ciego
Por favor, baja las manos
Porque te veo

Me resulta difícil creer que no sepas
Lo bello(a) que eres
Pero si no, déjame ser tus ojos
Una mano en la oscuridad, para que no tengas miedo

Cuando pienses que la noche ha visto tu mente
Que dentro eres retorcido y cruel
Déjame quedarme para mostrarte que estas ciego
Por favor, baja tus manos
Porque te veo


Yo seré tu espejo
(Créditos: Lou Reed. Intérprete: Nico).


viernes, 1 de noviembre de 2013

La muerte son unos zapatos vacíos

Zapato-escultura de Gwen Murphy
Hace bastantes años asistí a un ciclo de conferencias sobre Surrealismo y Generación del 27. Nos hablaron de muchas facetas diferentes del movimiento y supongo que esto que voy a contar sólo ocupó unos pocos minutos del tiempo total de explicaciones. De hecho, Dalí no pertenece a la generación de poetas del 27, aunque fue su coetáneo y era inevitable hablar de él si se menciona a García Lorca. Total, que, no sé cómo ni por qué razón, de todo lo que nos contaron esos días sólo me acuerdo de esto: que a Dalí los zapatos solos, vacíos, le recordaban la muerte - la presencia de una ausencia-, una consideración que, más adelante, utilizaría en algunas de sus obras.

Desde entonces, ni que decir tiene, me dan un poco de mal rollo los zapatos -especialmente si me los encuentro fuera de su “habitat”, junto a un contenedor de basura, por ejemplo-. Pero también me emocionan de una manera como antes no me ocurría, porque todo lo que habla de la muerte (restos óseos incluidos) habla también de la vida que una vez hubo y de la que formamos parte ahora en un devenir continuo.

Cuento esto porque en julio del 2012 tuve oportunidad de participar en el primer curso de “Cuentos, metáforas y guion de vida” impartido por Jordi Amenós en el Institut Gestalt de Barcelona y fueron cinco días intensos y bonitos, llenos de descubrimientos, en los que mis compañeros y yo pudimos explorar nuestro propio cuarto trastero de las metáforas. Para un día especial como el de hoy, os invito a realizar un pequeño ejercicio de creación de metáforas que aprendimos entonces. Se trata simplemente de formular oraciones como las que siguen, preferiblemente en parejas (de manera que uno de los miembros proponga al otro el sujeto de la comparación de forma sorpresiva):
  1. Para mí la muerte/la vida/ mi vecino/ mi abuelo/ mi trabajo ES COMO...
  2. Y eso SIGNIFICA para mí...
  3. Y eso ME HACE SENTIR... (aquí, las respuestas “bien/mal/fatal/regular” están vetadas. Hay que dar con un adjetivo preciso).
Cerrad los ojos, dejaos llevar por la imaginación (y por lo que está más allá de la imaginación) y ¡ya me contaréis!.

 
PD: "El hombre ama, y ama lo que desaparece". W. B. YEATS.

martes, 29 de octubre de 2013

Oscuros orígenes

Eva Armisén.
Fuente de la imagen: evaarmisen.com
¿De dónde surgen los cuentos de hadas tradicionales, ésos que todos conocemos en versiones más o menos edulcoradas? Existen, claro está, numerosas teorías al respecto. Una que me gusta mucho es la que sostiene que los cuentos son reformulaciones de los sueños (véase Ludwig Laistner). Se trata de una hipótesis arriesgada que creo imposible de verificar (o de rebatir) y que resulta muy sugerente (¡pensar que los sueños nos enseñan tanto!).

También me agrada imaginar que los cuentos folklóricos nacieron en la mente de un pastor o de una costurera como le nacían a Ángel González los versos. En La poesía y sus circunstancias (Seix Barral, 2005), el poeta asturiano escribe: “Casi nunca busco los poemas: aparecen. Surgen inesperadamente unas palabras que luego hay que desarrollar. Son -aunque la palabra tiene implicaciones religiosas que no me gustan- como una revelación (...)" (pág. 448). Es hermosa, sí, esa imagen de alguien que trabaja en algo monótono durante días enteros y que tal vez no sabe ni leer ni escribir, pero, de lo que le ocurre a diario, destila anécdotas y fantasías hasta construir una historia. Eso es algo que yo hacía, de niña, cuando tenía que secar los cubiertos y guardarlos en un cajón. Como me aburría, imaginaba historias de amor imposible entre cucharas y cuchillos y amargos relatos de cucharillas de café obligadas a trabajar como cucharones soperos.

Pero, por encima de todo, me gusta la posibilidad de que algunas imágenes de los cuentos hayan podido nacer del deseo de alguien de ser querido. Por ejemplo, de un señor muy primitivo en taparrabos que un día encuentra los restos de un mamut y, desesperado porque su amada troglodítica sólo tiene ojos para el Macho Alfa de la tribu, inventa que al mamut lo ha matado él solo, y eso a pesar de que el bicho soltaba lenguas de fuego por la boca...

Por supuesto, nada de lo que digo tiene ningún fundamento. El que quiera fundamento que visite la página de Antonio Rodríguez Almodóvar, un sabio que de cuentos lo sabe prácticamente todo.

domingo, 27 de octubre de 2013

Poetidianos (poemas de lo cotidiano)

Yo, de mayor, quiero ser Fran Nuño. No va a ser fácil, lo sé. Pero no hay que descartar lo improbable (¡los cisnes negros existen! Y también existen los ornitorrincos y los osos hormigueros). Así que, algún día, tal vez entre los 90 años y la muerte, espero pasar el rato escribiendo poetidianos, poemas de lo cotidiano como los que incluye Nuño en su Manual de técnicas de animación a la lectura (Ed. Berenice, 2011) -un libro mejor que práctico, un libro mágico, con propuestas sin desperdicio para trabajar en el aula, en casa o en la biblioteca-.

Mientras llega ese día, me voy a tender la ropa:

BAILA LA ROPA
Pinzas y cuerdas,
en la azotea
tendemos las prendas.
¡Cuánto pesan!
Faldas y pantalones,
camisas y calcetines...
¡Parece un desfile!
Temiendo a las nubes
baila la ropa
sin que nadie empuje.
Fran Nuño, Manual de técnicas de animación a la lectura, Ed. Berenice, 2011, pág. 95.
El mundo de Sempé (Volumen I), Ediciones El Jueves 2004 para la edición en castellano

viernes, 25 de octubre de 2013

Mi vecina Julieta


La mujer que protagoniza este vídeo, seguramente, no es una cuentacuentos profesional, pero para mí su forma de narrar es conmovedora. Cuando lo miro, veo cómo el cuento va “hacia adentro”, hacia recuerdos y emociones antiguas -esas cosas que a veces pasan con los cuentos- y me encanta. Y otra cosa que no es que me encante -porque no puede ser-, pero me encantaría es sacar ahora mismo los altavoces por la ventana de la cocina y poner el volumen al máximo para que este cuento lo oyera mi vecina, una señora que vive dos pisos más abajo y que en estos momentos mantiene con su madre anciana una discusión de la todos nos estamos enterando. Mi vecina llora y grita: “Todos. Todos menos yo. ¡Siempre!. Siempre todos menos yo”. No conozco los detalles del conflicto, claro, pero sospecho que puede tener mucho que ver con el de la pequeña Julieta.
Recomiendo, pues, Julieta estate quieta, escrito e ilustrado por la estupenda Rosemary Wells (existen diferentes ediciones en el mercado), para el niño de 4-5 años que todos llevamos dentro.

jueves, 24 de octubre de 2013

Octubre

Hoy no voy a decir nada. Bueno, sólo una cosa: si algún día tengo un hijo, lo llamaré Ray Bradbury.

Fuente de la imagen: http://www.flickr.com/photos/rhilederman/8041265057/in/photostream/
 
PRÓLOGO
"En primer lugar, era octubre, un mes raro para los niños. En verdad, todos los meses son raros, de un modo o de otro. Pero los hay buenos y malos, como dicen los piratas. Setiembre, por ejemplo, es un mes malo: empiezan las clases. Pero agosto es bueno: las clases todavía no han empezado. Julio, bueno, julio es realmente estupendo: no hay ni rastros de clases. Junio, no hay ninguna duda, junio es el mejor de todos porque las puertas de la escuela se abren de par en par, y para setiembre falta un millón de años.
Pero consideremos octubre. Las clases han empezado hace un mes, y uno anda al trote corto, sin tirar de las riendas. (...). Y si se acerca el 20 de octubre y todo huele a humo y el cielo del crepúsculo es anaranjado y gris, parece que la fiesta de Todos los Santos no llegará nunca en lluvias de palos de escoba y aleteos de sábanas a la vuelta de la esquina.
Pero hubo un año raro, oscuro, largo, en el que la fiesta de Todos los Santos llegó antes de tiempo. Un año esa fiesta llegó el 24 de octubre, tres horas después de medianoche.
En ese entonces, Jim Nightshade, que vivía en Oak Street 97, tenía 13 años, once meses y veintitrés días; y William Halloway, que vivía en la casa de al lado, tenía trece años, once meses y veinticuatro días. Los dos rozaban ya los catorce años, casi les temblaban en las puntas de los dedos.
Y en esa misma semana de octubre crecieron durante la noche, y ya nunca más fueron jóvenes..." Ray Bradbury, La feria de las Tinieblas, Ed. Minotauro, 1991. 

PD: He dicho que no diría nada, pero...un principio de novela como éste, ¿es o no prometedor? Ya sé que hay gente a la que no le hace gracia que los yankis colonicen nuestro imaginario con sus fiestas de Halloween y sus aventuras de preadolescentes del Medio Oeste, pero Ray Bradbury, además de un escritor maravilloso -con gran capacidad narrativa y de un lirismo exquisito-, debería ser lectura recomendada para todos esos chavales que tras leer una novelita de Carlos Ruíz Zafón (que a mí no me gusta, pero a muchos de mis alumnos, sí), se quedan con ganas de más ferias tenebrosas y engendros mecánicos. A ellos podemos decirles que Bradbury garantiza sustos de primera calidad.

PD2:  Y, además, también podemos decirles que Ray es el escritor ideal para los amantes de los tatuajes, algo que no se puede decir de cualquiera.