jueves, 24 de octubre de 2013

Octubre

Hoy no voy a decir nada. Bueno, sólo una cosa: si algún día tengo un hijo, lo llamaré Ray Bradbury.

Fuente de la imagen: http://www.flickr.com/photos/rhilederman/8041265057/in/photostream/
 
PRÓLOGO
"En primer lugar, era octubre, un mes raro para los niños. En verdad, todos los meses son raros, de un modo o de otro. Pero los hay buenos y malos, como dicen los piratas. Setiembre, por ejemplo, es un mes malo: empiezan las clases. Pero agosto es bueno: las clases todavía no han empezado. Julio, bueno, julio es realmente estupendo: no hay ni rastros de clases. Junio, no hay ninguna duda, junio es el mejor de todos porque las puertas de la escuela se abren de par en par, y para setiembre falta un millón de años.
Pero consideremos octubre. Las clases han empezado hace un mes, y uno anda al trote corto, sin tirar de las riendas. (...). Y si se acerca el 20 de octubre y todo huele a humo y el cielo del crepúsculo es anaranjado y gris, parece que la fiesta de Todos los Santos no llegará nunca en lluvias de palos de escoba y aleteos de sábanas a la vuelta de la esquina.
Pero hubo un año raro, oscuro, largo, en el que la fiesta de Todos los Santos llegó antes de tiempo. Un año esa fiesta llegó el 24 de octubre, tres horas después de medianoche.
En ese entonces, Jim Nightshade, que vivía en Oak Street 97, tenía 13 años, once meses y veintitrés días; y William Halloway, que vivía en la casa de al lado, tenía trece años, once meses y veinticuatro días. Los dos rozaban ya los catorce años, casi les temblaban en las puntas de los dedos.
Y en esa misma semana de octubre crecieron durante la noche, y ya nunca más fueron jóvenes..." Ray Bradbury, La feria de las Tinieblas, Ed. Minotauro, 1991. 

PD: He dicho que no diría nada, pero...un principio de novela como éste, ¿es o no prometedor? Ya sé que hay gente a la que no le hace gracia que los yankis colonicen nuestro imaginario con sus fiestas de Halloween y sus aventuras de preadolescentes del Medio Oeste, pero Ray Bradbury, además de un escritor maravilloso -con gran capacidad narrativa y de un lirismo exquisito-, debería ser lectura recomendada para todos esos chavales que tras leer una novelita de Carlos Ruíz Zafón (que a mí no me gusta, pero a muchos de mis alumnos, sí), se quedan con ganas de más ferias tenebrosas y engendros mecánicos. A ellos podemos decirles que Bradbury garantiza sustos de primera calidad.

PD2:  Y, además, también podemos decirles que Ray es el escritor ideal para los amantes de los tatuajes, algo que no se puede decir de cualquiera.

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