viernes, 1 de noviembre de 2013

La muerte son unos zapatos vacíos

Zapato-escultura de Gwen Murphy
Hace bastantes años asistí a un ciclo de conferencias sobre Surrealismo y Generación del 27. Nos hablaron de muchas facetas diferentes del movimiento y supongo que esto que voy a contar sólo ocupó unos pocos minutos del tiempo total de explicaciones. De hecho, Dalí no pertenece a la generación de poetas del 27, aunque fue su coetáneo y era inevitable hablar de él si se menciona a García Lorca. Total, que, no sé cómo ni por qué razón, de todo lo que nos contaron esos días sólo me acuerdo de esto: que a Dalí los zapatos solos, vacíos, le recordaban la muerte - la presencia de una ausencia-, una consideración que, más adelante, utilizaría en algunas de sus obras.

Desde entonces, ni que decir tiene, me dan un poco de mal rollo los zapatos -especialmente si me los encuentro fuera de su “habitat”, junto a un contenedor de basura, por ejemplo-. Pero también me emocionan de una manera como antes no me ocurría, porque todo lo que habla de la muerte (restos óseos incluidos) habla también de la vida que una vez hubo y de la que formamos parte ahora en un devenir continuo.

Cuento esto porque en julio del 2012 tuve oportunidad de participar en el primer curso de “Cuentos, metáforas y guion de vida” impartido por Jordi Amenós en el Institut Gestalt de Barcelona y fueron cinco días intensos y bonitos, llenos de descubrimientos, en los que mis compañeros y yo pudimos explorar nuestro propio cuarto trastero de las metáforas. Para un día especial como el de hoy, os invito a realizar un pequeño ejercicio de creación de metáforas que aprendimos entonces. Se trata simplemente de formular oraciones como las que siguen, preferiblemente en parejas (de manera que uno de los miembros proponga al otro el sujeto de la comparación de forma sorpresiva):
  1. Para mí la muerte/la vida/ mi vecino/ mi abuelo/ mi trabajo ES COMO...
  2. Y eso SIGNIFICA para mí...
  3. Y eso ME HACE SENTIR... (aquí, las respuestas “bien/mal/fatal/regular” están vetadas. Hay que dar con un adjetivo preciso).
Cerrad los ojos, dejaos llevar por la imaginación (y por lo que está más allá de la imaginación) y ¡ya me contaréis!.

 
PD: "El hombre ama, y ama lo que desaparece". W. B. YEATS.

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