domingo, 27 de marzo de 2016

Espejito, espejito

Ilustración de Ana Juan
Imagen extraída de  LecturImatges: la lectura en imatges

“El cuento es un espejo mágico en el que se nos invita a sumergirnos para reconocernos. No para que nos ahoguemos en una autocontemplación estéril, como Narciso, sino para que nos observemos tal como somos verdaderamente, más allá de las apariencias.
En La bola de cristal, el héroe parte a la búsqueda de una princesa encantada que espera su liberación. Desgraciadamente, cuando al fin la encuentra, la descubre bajo un aspecto repugnante. Pero la princesa le dice: "Éste no es mi verdadero rostro. El Gran Hechicero me tiene bajo su poder. Por su culpa, los ojos de los Hombres no me pueden ver más que bajo esta forma horrible. Si quieres contemplar mi verdadera apariencia, mírame en el espejo. Él no se deja engañar y te mostrará mi imagen tal como es en realidad". El héroe mira en el espejo, y ve el rostro de la joven más hermosa del mundo, surcado por las lágrimas.
Hay en nosotros una princesa encantada que no podemos ver más que bajo su aspecto feo y repulsivo: son nuestras cualidades refrenadas y frustradas que vivimos bajo la forma de la vergüenza, los celos, la cólera, la cobardía, etc. Pero si aprendemos a verlas en el espejo de la verdad de los cuentos, podremos contemplar las auténticas bellezas que viven dentro de nosotros y que lloran y se lamentan esperando su liberación. Ahora bien, esas bellezas-princesas no tienen a su disposición más que un único héroe: nosotros mismos. Y nos toca a nosotros, solo a nosotros, liberar nuestro reino interior, y a la bella princesa que nos aguarda".
E. Brasey y J. Debailleul, Vivir la magia de lo cuentos: cómo lo maravilloso puede cambiar nuestras vidas. Ed. EDAF, 1999 (págs. 35-36).

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