domingo, 16 de febrero de 2014

Comer pulpo es una barbaridad

En mi calidad de profesora mercenaria y a merced de los imprevistos y las inclemencias del tiempo, me han enviado a trabajar lejos del hogar, tierra y mar de por medio, y nada hay que pueda hacerse al respecto, aparte de esperar a que pasen los meses. Así que he dejado mi casa y me he instalado en otra -la mejor que he encontrado de momento-, donde gozo de la experiencia de vivir envuelta en una manta a todas horas (como una momia egipcia, pero sin tanta libertad de movimientos).
Esto es una isla y hoy, por ejemplo, el porcentaje de humedad es del 82%, de manera que no hay estufa ni amor apasionado capaz de caldear el ambiente (de hecho, suelo retrasar el momento de meterme en la cama por pereza de encontrarme entre sábanas mojadas). Esta circunstancia explica -supongo- por qué hoy me he despertado tarareando una canción sobre lo que vendría a ser vivir debajo del agua. Es ésta:


 

¡Ah, los Beatles! ¡Menos mal que ellos siguen todos vivos, juntos y cantando en algún lugar de mi memoria! ¡Gracias, chicos, por acudir en mi auxilio y no permitir que me siga regodeando en la autocompasión!.

"Octopus's garden" es uno de los pocos temas que compuso Ringo (o, al menos, de los pocos que se colaron en el excelso repertorio del grupo). Y a mí siempre me han gustado las canciones de Ringo, aunque no sean equiparables a las del resto de la banda, porque tienen un punto aniñado, como si las compusiera desde ese lado infantil que se resiste a aceptar los aspectos sombríos de la vida. Ringo trasmite alegría y ligereza.


Imagen de Juan Carlos Ruíz Castro procedente de
 http://morphine-design.blogspot.com.es/2011_06_01_archive.html
La leyenda cuenta que la canción fue concebida en 1968, un día en que el músico estaba navegando con su familia por aguas de Cerdeña en el yate de Peter Sellers. En algún momento, el capitán del barco le explicó que los pulpos buscan por los fondos marinos piedras brillantes, latas y botellas que luego ponen frente a su cueva, como un jardín. Ringo pensó que eso era estupendo, "because at the time I just wanted to be under the sea too" (por lo visto, formar parte de los Beatles y navegar en el yate de un actor famoso no te inmuniza contra los sinsabores, claro). Así que escribió la letra de corrido y, con los cuatro acordes de guitarra que sabía, dio forma a la melodía. Más adelante, sus amigachos de Liverpool le ayudarían a pulirla y el tema se incluyó en Abbey Road (Apple Records, 1969), el último álbum del grupo. 

La canción funciona como un pequeño relato para niños y, de hecho, ha sido editada hace unos meses en forma de libro infantil (Simon & Schuster, 2013), con las palabras de Ringo e ilustraciones de Ben Cort. Como curiosidad, aquí tenéis una presentación del propio autor, donde se le ve pasando las hojas y comentando la obra como un abuelete rockero a sus nietos (Ringo tiene ya 73 años).

A mí la letra me parece ocurrente y con varios niveles de lectura -George Harrison decía sobre la capacidad compositiva de Ringo que éste escribía canciones "cósmicas" sin darse ni cuenta-. Os la copio traducida, por si vuestro nivel de inglés es como el mío (abisal):


El jardín del pulpo

Dibujo realizado por Zoe Schlacter 
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra/ Nos dejaría entrar, ya sabe donde hemos estado/ En su jardín de pulpo a la sombra.
Les pediría a mis amigos que vinieran a ver/ El jardín del pulpo conmigo.
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra.
Estaríamos calentitos bajo la tormenta/ En nuestro pequeño escondite bajo las olas/ Reposando la cabeza en el lecho del mar.
En el jardín de un pulpo junto a una cueva/ Cantaríamos y bailaríamos/ Sabiendo que no pueden encontrarnos.
Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo a la sombra.
Gritaríamos y nadaríamos alrededor/ Del coral que vive bajo las olas/ Oh, cómo se divertirían las niñas y los niños/ Sabiendo que son felices y están a salvo/ Seríamos tan felices tú y yo (felices tu y yo)/ Sin nadie que nos dijera lo que hay que hacer.

Me gustaría estar bajo el mar/ En el jardín de un pulpo contigo (se repite 3 veces, hasta el final).


Bueno, a lo que iba: que me he levantado canturreando "Octopus's garden" y eso me ha animado un poco. Y, como era sábado (y los sábados por la mañana en el mercado de esta ciudad hay música en directo y un ambiente muy moderno), me he acercado a la lonja.Y allí, en fin, ya podéis imaginaros lo que he encontrado: un espectáculo dantesco ciertamente y un final muy triste para un jardinero del mar. Así que aprovecho esta tribuna (o lo que sea) para informaros de que estoy en contra del sushi. En contra del sushi y a favor de la vida submarina. A algún lugar tenemos que poder escapar los soñadores inadaptados, digo yo.

3 comentarios:

  1. Justamente los pulpos son muy cariñosos además de portentos intelectuales. Lógicamente no lo digo como argumento para justificar que se coman animales ariscos o un poco tontos (la humanidad desaparecería por canibalismo), pero ya te digo que justamente los pulpos son muy amables. Lo de comérselos en sushi, o sashimi, sería complicado sin cocerlos previamente, con lo que ya no sería sashimi.
    Por cierto, ve a ver Her, desde luego en vo.
    ¿Es que estás otra vez en Menorca?

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  2. Sí, acabo de volver de insti. No paro de trabajar. Cinco semanas ya en este globo. Fuera del tiempo. No tengo vida. Quiero irme a un jardín pulposo...

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  3. Por cierto, no sería sushi, pero el pobre pulpo no tenía muy buen aspecto.

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